La jornada de ayer estuvo dividida en dos partes. Por la mañana, se presentó ante los medios de comunicación social el «I Decálogo para el uso Ético de la Inteligencia Artificial (IA) en los medios de comunicación».
Hace aproximadamente un año, el departamento de comunicación de la diócesis de Bilbao, junto a Euskal Kazetarien Elkartea-Asociación Vasca de Periodistas, Colegio Vasco de Periodistas, iniciaron una reflexión, en la que también han participado las emisoras diocesanas Radio Popular-Herri Irratia y Bizkaia Irratia, así como otros medios de comunicación y las delegaciones de comunicación de las diócesis de Vitoria y San Sebastián y que ha dado lugar a este decálogo que ayer se presentó en Bilbao.
Por la tarde, la sala Garate de la Universidad de Deusto, acogió la conferencia de Andrea Ciucci, «Inteligencia Artificial y una comunicación plenamente humana». Ciucci, es secretario general de la Fundación Vaticana RenAIssance para la ética de la inteligencia artificial.
Dorleta Alberdi, directora de comunicación de la Diócesis, introdujo el acto. Elena Auzmendi, vicerrectora de Aprendizaje y Transformación Digital de la Universidad de Deusto, dio la bienvenida de aprte de la Universidad y Kerman López, vicario general de la Diócesis presentó al ponente, Andrea Ciucci. Tras su intervención tuvo lugar una mesa redonda que contó con la participación de Carmela Ríos, profesora en la Universidad de Loyola, periodista en varios medios de comunicación y experta en redes sociales, periodismo móvil y desinformación; Mario Hernández Ramos, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid y jefe de la delegación española del comité de la IA del Consejo de Europa y Ramón Salaverría, catedrático de periodismo en la Universidad de Navarra y miembro de la Academia Europea. El diálogo estuvo moderado por la profesora de la Universidad del País Vasco (EHU), Ainara Larrondo.
El acto fue emitido en directo. Emisión completa: aquí
Ciucci
Ciucci explicó que desde 2016, la Pontificia Academia para la Vida, donde el desarrolla su tarea, inició una compleja y articulada reflexión sobre el nexo entre las nuevas tecnologías y la vida humana. “En 2020, justo antes del confinamiento, propusimos un documento, el Rome Call for AI etics (Llamamiento de Roma para la ética de la IA), un documento sobre la ética de la inteligencia artificial”. Este documento fue firmado por algunos de los actores más importantes de este mundo: los primeros fueron el presidente de Microsoft, el vicepresidente de IBM, el director General de la FAO, el entonces gobierno italiano. Desde entonces, más de 200 universidades del mundo lo han firmado, así como bastantes realidades industriales (por último, Cisco, el mayor constructor de la infraestructura tecnológica de la red). “También varias realidades religiosas, conscientes de la responsabilidad común que tenemos”.
El ponente dijo que el documento propone, como muchos otros similares, seis principios: transparencia, inclusión, responsabilidad, imparcialidad, trazabilidad, seguridad y privacidad. “Pero éstos, y aquí reside un punto de originalidad, se inscriben en un marco antropológico y social muy preciso, ofrecido por tres capítulos muy breves titulados: derecho, educación, ética”.
La transformación del vínculo social
En este sentido, creo -dijo- “que hoy en día la cuestión de la algorética es ante todo una cuestión de ética social, que sin duda tiene importantes implicaciones antropológicas pero que poco tienen que ver con los apocalípticos escenarios posthumanos de los que hablamos con demasiada frecuencia. Cuestiones como la recogida, posesión y custodia de datos, así como la protección de menores y personas frágiles, el aumento de las desigualdades y el riesgo de reducción de las libertades individuales, y el debilitamiento de los procesos democráticos, son sólo algunos de los temas que exigen una atención urgente y seria”.
Para Ciucci, la transformación actual es un fenómeno global ante todo por su difusión instantánea. «A diferencia de otras grandes revoluciones tecnológicas, ésta ha sido inmediatamente universal. Hoy, casi el 70% de la población mundial tiene un smartphone en el bolsillo y está conectada a Internet. Culturas, lenguas, tradiciones, sociedades, credos, cosmologías, economías: una más diferente de la otra, todas contenidas y mediadas en un solo objeto y conectadas en una sola red”.