¿Cuáles son los retos principales en este ámbito?
Uno es el de la actualización. Porque la realidad de Pastoral de la Salud ha estado presente desde hace muchos años en nuestra Diócesis, pero la manera de responder se va adecuando a las necesidades y a las demandas de las personas que están hospitalizadas o en sus domicilios y sus familias. Hay que contar con la realidad de las personas que participan en este ámbito. Son personas que han ido envejeciendo, con una riqueza impresionante, con una experiencia de vida espectacular y con muchos años de implicación. Hay que ver cómo actualizar eso en un contexto socio cultural donde muchas veces no se ve esa necesidad de lo religioso, lo espiritual…
Y ¿la tarea en las parroquias?
Es fundamental inter relacionar el ámbito de los hospitales y las parroquias. Por otra parte, impulsar la labor de sensibilización para animar a las personas a que participen de este mundo. Porque a algunas, el mundo del dolor y el sufrimiento les genera miedo o pudor. Sin embargo, la experiencia nos confirma que los voluntarios que se introducen en este mundo experimentan algo muy gratificante porque están en momentos muy significativos de la vida de las personas y de las familias.