¿En la Diócesis de Bilbao hay una relación normalizada entre católicos y musulmanes?
El diálogo interreligioso y la fraternidad humana, tal y como las concibe el papa Francisco, son dos conceptos claves e inspiradores de nuestro trabajo diocesano.
Los creyentes de ambas religiones necesitamos fomentar espacios de encuentro, diálogo y colaboración para conocernos mejor, actuar juntos por el bien común y la promoción de los más necesitados. Esa cultura del diálogo y la relación la vamos construyendo de modo artesanal, paso a paso. Desde marzo de 2016 venimos realizando actividades y encuentros para conocernos y darnos a conocer, apostando por la cercanía y la fraternidad. Además de encuentros puntuales, nos reunimos con regularidad y realizamos dos o tres actividades al año, invitando a la ciudadanía a participar.
Este trabajo conjunto nos sitúa en una sintonía muy real y concreta, porque compartimos muchos valores: justicia social, solidaridad, compromiso, corresponsabilidad, esfuerzo, confianza e ilusión por nuestra capacidad transformadora de la realidad social. En las actividades velamos por una participación equitativa entre mujeres y hombres.
Durante estos años hemos organizado concentraciones en espacios públicos en Adviento, Ramadán; convocatorias regulares como los Círculos de silencio, charlas, actividades con jóvenes y adultos, una jornada de convivencia y reflexión en Urkiola, tertulias, viajes para conocer otras experiencias o actividades artísticas.
¿Qué ha significado el viaje del Papa a Irak a favor del diálogo interreligioso?
Los tres días que duró el viaje apostólico supusieron un paso histórico. Esos días en Irak se multiplicaron los gestos simbólicos, como la visita a Ur, cuna del monoteísmo, el encuentro en la ciudad mártir de Qaraqosh o el encuentro con el ayatolá chiita Al Sistani. Nada frenó la determinación del Papa a realizar este viaje soñado por Juan Pablo II y Benedicto XVI.
En cuanto a su aportación al diálogo interreligioso, la prensa iraní calificó el encuentro con el ayatolá chiíta Al Sistani como el encuentro entre “los portavoces de la paz mundial”, “una victoria para el chiismo y el cristianismo”. ¿Por qué fue tan relevante dicho encuentro? El 4 de febrero de 2019 se publicó el “Documento sobre la fraternidad humana, por la paz mundial y la convivencia común”, firmado por el papa Francisco y el Gran Imán sunita de Al Azhar Ahmad al-Tayyib. Chiitas y sunitas son mayoritarios en el islam. El acercamiento fraterno a estos dos representantes islámicos supone un paso firme en el camino de la paz y en el rechazo a instrumentalizar la religión con fines violentos. La audacia del papa Francisco es indudable, al facilitar una apertura hacia el cristianismo en el mundo árabe y al promover la búsqueda de la paz entre las dos religiones que van a representar a la mitad de la población mundial en unas décadas.
El encuentro que tuvo lugar en Ur, donde rezó con musulmanes y yazidíes, recordaba a los Encuentros de Asís. Sin embargo, cabe destacar una diferencia sustantiva: mientras que en 1986 Juan Pablo II señalaba que las diferentes religiones iban “no a rezar juntos”, sino “a estar juntos para rezar”, el día antes de emprender viaje, el papa Francisco expresó a la población iraquí su deseo de “rezar juntos con los hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas”.