El vicario general, Félix Alonso, que también ha sido uno de los formadores del nuevo diácono permanente, presentó a Casas al que definió como “hombre sincero y leal, consciente de lo que se ha propuesto y dispuesto a asumir las responsabilidades que se deriven de esta opción por el diaconado”. También señaló que su talante “es cercano y abierto y tiene una gran capacidad de relación humana tanto en lo personal como grupal”. Otro de los ámbitos importantes es el de la familia “cuida mucho la relación y vida familiar y su esposa Merche, y sus hijos María y Abrahám, apoyan la vocación de Roberto”. Alonso resaltó también la “gran capacidad intelectual” de Casas “tiene –dijo– habilidades para la docencia y disponibilidad para acompañar desde la sencillez y mostrar de forma motivadora la fe madura que da sentido a su vida y que le lleva a ser persona de oración y al testimonio y compromiso por los demás, de forma especial en el ámbito laboral en el que se ha mostrado como creyente en el trabajo sindical, lo cual es signo de su preocupación por la caridad y la justicia”. En la presentación, además, se refirió a su relación con Cáritas, al ámbito de la educación como profesor de religión y a su compromiso con el movimiento eskaut a través del acompañamiento al grupo de Barakaldo y a su “profundo sentido de eclesialidad y de pertenencia a la Iglesia diocesana”
Disponibilidad, humildad y constancia
En el acto, con referencias a San Pedro, cuya festividad celebramos hoy lunes, 29 de junio, en su homilía el obispo pidió al nuevo diácono disponibilidad en la acción “no podemos –dijo- pasar con indiferencia ante los que sufren”; humildad en el servicio “sabiendo que tenemos carencias” y constancia en la oración “que tu vida esté radicada en el Señor que es el que te llama”. El obispo también reconoció que la vida muchas veces nos lleva donde no habíamos pensado, «estos días hemos visto qué frágil es nuestra vida y nuestro mundo, pensábamos que eramos omnipotentes y un ‘bichito’ microscópico lo tira todo por tierra. Aunque la vida nos lleve por caminos que no entendamos, escuchemos la llamada del Señor de ‘Ven y Sígueme’”.
Agradecimiento de Casas
Antes de finalizar el acto Roberto se dirigió a las personas congregadas y agradeció su confianza y su presencia a los obispos, también a los presbíteros, a los religiosos y a sus compañeros diáconos permanentes. Comenzó su intervención refiriéndose a la familia “Sin ellos –dijo– no tendría ningún sentido”. Casas resaltó que su familia ha sido su verdadera “escuela de diaconado”. En su intervención recordó a su padre fallecido y a su madre, que no había podido acudir por problemas de salud, y rememoró con cariño sus inicios en la Iglesia, en la comunidad de Nazaret, en Portugalete y mencionó, entre otros, al presbítero Jose Gómez, primer referente con el que descubrió “un evangelio que es alegría”. También repasó su paso por la JOC, la JEC y la Acción Católica General y agradeció a la comunidad cristiana de Barakaldo y a la de San Vicente en particular “que con tanto cario han preparado la celebración”, su acompañamiento y a los eskauts “tengo la suerte –dijo- de poder acompañar un grupo”, así como al grupo de Jesús que acompaña y a la Schola Cantorum en la que participa y que ayer puso la nota musical en la celebración.