La catedral de Bilbao ha acogido una multitudinaria concentración bajo el lema “Muévete por la paz. Zure pausoa bakerako hauspoa” en la que el obispo Ricardo Blázquez ha leído el comunicado central en un escenario situado bajo el gran cartel de la campaña y delante de la pancarta que por la mañana había sido utilizada en la “globada por la paz”, manifestación juvenil y festiva que desde hace años recorre el centro de la capital vizcaina. El acto, presentado por la periodista Udane Goikoetxea, ha contado en el escenario con la presencia del obispo auxiliar Carmelo Echenagusia y de representantes de distintas organizaciones diocesanas y ha incluído al final una oración leída por el monje cisterciense Isaac Totorika y la escucha del canto “Bake Mina” (Anhelo de paz).
En su alocución el obispo de Bilbao comenzó recordando que “La presente acción se pensó en circunstancias diferentes a las actuales. El atentado terrorista del día 30 de diciembre, que acabó con la vida de dos personas y causó un enorme destrozo, constituye un duro golpe a la esperanza. Su onda expansiva golpeó las fibras más profundas de nuestra sociedad” y tuvo un recordatorio para todas las víctimas de la violencia “Jesús crucificado nos abre los ojos del corazón para descubrir la prolongación de su cruz en nuestra historia de violencia, especialmente trágica en los cientos de personas a quienes les ha sido arrebatada injustamente la vida… La sombra de la cruz se extiende también a tantas personas convertidas de sujeto en objeto; objeto de asesinatos, mutilaciones, amenazas, extorsiones, humillaciones, difamaciones, burlas. Siempre que una persona es maltratada y herida en su dignidad es convertida en víctima y los cristianos vemos en ella el rostro del Crucificado”.
La parte central del documento, y de la concentración en la plaza de la catedral ha incluido algunas convicciones en relación a la paz, inspiradas en la fe cristiana y “en el amor a nuestra sociedad”. En la primera de ellas señaló que “Los cristianos, a través de la oración, de la palabra y de las obras, queremos continuar siendo pacificadores. Agradecemos las iniciativas que se vienen realizando desde hace tiempo en nuestras comunidades”. En la segunda extendió el compromiso al resto de la sociedad Todos los ciudadanos, personalmente y asociados, según nuestra específica responsabilidad, estamos llamados a colaborar en esta tarea preciosa y fundamental. La familia, la escuela, los medios de comunicación social, las comunidades cristianas, tenemos una tarea ineludible”.
Manifestó estar convencido de que “el paso primero y primordial en el camino de la paz es la eliminación de la violencia terrorista por todos los medios legítimos a nuestro alcance”, y exigió a ETA que “desaparezca definitiva y totalmente, sin dilaciones ni contrapartidas. La dignidad de las personas y de nuestra sociedad desenmascara que su existencia y persistencia no tiene ninguna justificación moral, política ni religiosa.” Y a renglón seguido pidió a los representantes políticos que “la búsqueda de la paz sea un objetivo fundamental. La unidad en los principios morales y la convergencia en los procedimientos fortalecerá la confianza de la sociedad en la erradicación del terrorismo.
También cabe destacar que en nombre de la iglesia pidió otra vez perdón a las víctimas al decir “Reconocemos que las víctimas del terrorismo forman parte de la memoria de un horror, del que no somos del todo inocentes, ni como ciudadanos de este país ni como miembros de esta Iglesia local de Bizkaia. En la medida de nuestra responsabilidad moral, pedimos una vez más perdón”
Una ovación general cerró la concentración que ponía broche al gesto diocesano de este año y que había sido programada y convocada hace tres meses. A continuación reproducimos íntegramente el texto leído por Monseñor Blázquez:
“CRISTO ES NUESTRA PAZ” (Ef 2,14)
Mensaje del obispo de Bilbao en la concentración
diocesana por la paz
“Que el Señor de la paz os dé siempre y en todo la paz” (2 Tes 3,16). Nuestra Iglesia diocesana desea transmitir el Evangelio de la paz y de la fe en Jesucristo, como se recoge en el Plan de Evangelización, que en estos años estamos llevando a cabo. En ese marco realizamos esta concentración a favor de la paz en la plaza de la catedral, que es la iglesia principal de la diócesis, dando razón de nuestra esperanza y proclamando en medio de la sociedad que “Cristo es nuestra paz”.
La presente acción se pensó en circunstancias diferentes a las actuales. El atentado terrorista del día 30 de diciembre, que acabó con la vida de dos personas y causó un enorme destrozo, constituye un duro golpe a la esperanza. Su onda expansiva golpeó las fibras más profundas de nuestra sociedad.
En este contexto, como cristianos, queremos mirar a nuestro Señor crucificado y resucitado. Jesús crucificado nos abre los ojos del corazón para descubrir la prolongación de su cruz en nuestra historia de violencia, especialmente trágica en los cientos de personas a quienes les ha sido arrebatada injustamente la vida. Confiamos que unidos a Jesús crucificado lo seguirán también en la gloria de la resurrección.
La sombra de la cruz se extiende también a tantas personas convertidas de sujeto en objeto; objeto de asesinatos, mutilaciones, amenazas, extorsiones, humillaciones, difamaciones, burlas. Siempre que una persona es maltratada y herida en su dignidad es convertida en víctima y los cristianos vemos en ella el rostro del Crucificado. Como en la cruz de Jesús, la violencia va acompañada de mentira, sarcasmo y desprecio.
La mirada del Señor crucificado nos interpela a todos y cada uno para recordarnos los momentos en que hemos seguido sus huellas y para mostrarnos nuestras insuficiencias y pecados, olvidos y omisiones.
Como obispos de la Iglesia diocesana, proclamamos en medio de esta multitudinaria asamblea que sólo Jesucristo tiene palabra de vida eterna, que El es la luz que alumbra nuestros pasos por el camino de paz (cf. Lc 1,78-79), hoy y siempre. En Jesucristo se apoya nuestra confianza, nuestra paciente espera, nuestra esperanza activa en un nuevo amanecer sin violencia ni amenazas.
En este encuentro, que es un paso interior y exterior de oración y trabajo por la paz (“Muévete por la paz” – “Zure pausoa-Bakerako Hauspoa”), queremos ofreceros algunas convicciones inspiradas en la fe cristiana y en el amor a nuestra sociedad.
– La paz es un don del “Dios de la paz” (1 Tes 5,23), y es también una tarea encomendada por El a los hombres y mujeres. Los cristianos, a través de la oración, de la palabra y de las obras, queremos continuar siendo pacificadores. Agradecemos las iniciativas que se vienen realizando desde hace tiempo en nuestras comunidades. Jesús, que vino a traernos la Buena Noticia de la paz (Act 10,36), nos envía con el encargo de anunciar la paz (cf. Lc 10,5).
– Todos los ciudadanos, personalmente y asociados, según nuestra específica responsabilidad, estamos llamados a colaborar en esta tarea preciosa y fundamental. La familia, la escuela, los medios de comunicación social, las comunidades cristianas, tenemos una tarea ineludible.
– Estamos convencidos de que el paso primero y primordial en el camino de la paz es la eliminación de la violencia terrorista por todos los medios legítimos a nuestro alcance.
– Exigimos a la organización terrorista ETA que desaparezca definitiva y totalmente, sin dilaciones ni contrapartidas. La dignidad de las personas y de nuestra sociedad desenmascara que su existencia y persistencia no tiene ninguna justificación moral, política ni religiosa.
– Pedimos a los representantes políticos que la búsqueda de la paz sea un objetivo fundamental. La unidad en los principios morales y la convergencia en los procedimientos fortalecerá la confianza de la sociedad en la erradicación de la violencia.
– Reconocemos que las víctimas del terrorismo forman parte de la memoria de un horror, del que no somos del todo inocentes, ni como ciudadanos de este país ni como miembros de esta Iglesia local de Bizkaia. En la medida de nuestra responsabilidad moral, pedimos una vez más perdón. Ellas son el icono del inocente Jesús, injustamente crucificado, que con su resurrección afianza nuestra esperanza de una paz y reconciliación plenas.
– Nos comprometemos a velar para que no sea olvidado su sufrimiento y a ofrecer, con espíritu renovado, todos los medios a nuestro alcance para seguir acogiendo, acompañando y compartiendo con las víctimas el dolor y la reparación de su dignidad. Las víctimas tienen derecho a ser resarcidas con justicia en la medida de lo posible; a que se les pida perdón; a que se les reconozca, como señal de grandeza moral, que no se han tomado la justicia por su mano; a que midamos la inmensa tarea de la reconciliación a la luz de la extensión y hondura de su sufrimiento; a que su presencia sea una exhortación viviente para que nunca más caigamos en la inmoralidad terrible que han padecido.
– Porque queremos vivir como discípulos de Jesús, no podemos dejar de anunciar que El nos enseñó a amar a los enemigos (cf. Lc 6,27) y murió perdonando (cf. Lc 23,34). Pedir perdón quienes han herido y asesinado, otorgar perdón quienes han sido ofendidos, limpiar de odio el corazón, reconocer como prójimo a toda persona que está caída al borde del camino, suplicar al Señor la reconciliación y orientar a ella nuestras actividades… son lecciones que aprendemos de nuestro Señor Jesucristo. El perdón posee un valor inestimable en la convivencia civil.
– Durante el presente curso pastoral venimos subrayando en la diócesis la transmisión del Evangelio y la gracia de compartir la fe con los adolescentes y los jóvenes. Hoy, en esta excepcional concentración, queremos decirles: Nos aproximemos con sinceridad, con confianza y con afecto. Os invitamos -y nosotros presentamos por delante nuestro compromiso- a que no ahorremos ni en la sociedad ni en la Iglesia nuestra colaboración esforzada a la causa mayor de la paz. En las familias, en los centros de estudio y de trabajo, en los grupos cristianos y sociales, en los espacios de ocio, prestad vuestra ayuda, que de cara al futuro es garantía y estímulo de nuestra esperanza. Hagamos entre todos, vosotros jóvenes y nosotros adultos, una sociedad más pacificada, más serena y más digna de toda persona. ¡Recorramos juntos los caminos que conducen a la paz!
– Deseamos que el mensaje de esta concentración resuene también en cada una de las comunidades cristianas de la diócesis. Es una buena oportunidad la celebración del domingo. Jesucristo, presente en la Eucaristía, que es el memorial de su muerte y resurrección, nos dice: “La paz os dejo, mi paz os doy”; los participantes intercambiamos esta paz a través de un gesto expresivo; y que la paz recibida y compartida nos convierta en instrumento de paz en los lugares donde discurra nuestra vida.
– Queridos amigos y amigas, pedimos que sobre todos nosotros descienda la bienaventuranza del Evangelio: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán hijos de Dios” (Mt 5,9).
Bilbao, 3 de febrero de 2007
Mons. Ricardo Blázquez
Obispo de Bilbao
Mons. Carmelo Echenagusía
Obispo Auxiliar de Bilbao
“KRISTO DA GURE BAKEA” (Ef 2,14)
Bakearen aldeko topaketan Bilboko gotzainak iragarritako mezua
“Bakea emoten dauan Jainkoak emon deizuela bakea aldi eta era guztietan” (2 Tes 3,16). Gure elizbarrutiak bakearen eta Jesukristogan dauan fedearen Ebanjelioa zabaldu gura dau. Halan agertzen da azken urteotan betetzen dihardugun Ebanjelizatze Egitasmoan. Horri jarraituz, bakearen aldeko topaketa hau antolatu dogu katedralaren aurrean, elizbarrutiko eliza nagusia dalako. Gure itxaropenaren barri emon gura dogu eta plazan iragarri “Kristo dala gure bakea”.
Ekintza hau pentsatu zanean, beste bat zan egoera. Joan dan abenduaren 30eko atentatu terroristak, pertsona bi hil eta gainerako kaltea itzelak ekarriz, gogor jo eban itxaropena. Bere oihartzunak gure gizartearen usterik sakonenak astindu zituan.
Egoera honetan, kristauok Jesus gurutzeratu eta berpiztuari begiratu gura deutsagu. Gurutzean jositako Jesusek gure bihotzeko begiak zabaltzen deuskuz, bere gurutzearen luzapena ikusi daigun indarkeriazko historia honetan, batez ere tragikoa euren bizia bidegabekeriaz lapurtu deutsen ehundaka lagunengan. Hauxe da gure ustea: Jesus gurutzeratuarengan bat egin dabenez, biztueran ere berarekin bat izango dirala.
Gurutzearen gerizpean dagoz baita hainbat eta hainbat gizon eta emakume ere, pertsona izatetik gauza izatera bultzatuak izan diranak: hildakoak, elbarrituak, edota mehatxuz, indarrez, irainez, guzur baltzez zein burlaz jotakoak. Tratu txarpean edo bere duintasunean zaurituta dagoan edozein pertsona, biktima da, eta kristauok Gurutzeratuaren aurpegia ikusten dogu horrengan. Jesusen gurutzean lez, indarkeriak guzurra, iraina eta mesprezua daroaz beti lagun.
Jesus Gurutzeratuaren begiradak gogoratu egiten deuskuz gutariko bakoitzari, bere pausoak jarraitzeko gai izan garan une pozgarriak eta baita gure hutsegite eta pekatuak, ahaztuta edo egin barik itxitako eginbeharrak.
Bilboko Elizaren gotzain lez, jendetza honen aurrean argi eta garbi autortu nahi dogu Jesukristok bakarrik dituela betiko bizirako berbak; Bera dala gure pausoak bakearen bidetik argitzen dituen argia (ik Lk 1,78-79), gaur eta beti. Beragan aurkitzen dau oinarria gure itxaropenak eta eroapenak, indarkeria eta mehatxu bako egunsenti barria noiz etorriko zain gagozala.
Gaurko topaketa honek aurrerapausoa izan nahi dau, bakearen alde otoitz eta lan egiteko barrutik eta kanpotik (“Zure pausoa, bakerako hauspoa” – “Muévete por la paz”). Berton, kristau fedeak eta gizarte honi deutsagun maitasunak eragindako uste batzuk azaldu nahi deutsueguz:
– Bakearen Jainkoak emoten dauan dohaia da bakea (ik 1 Tes 5,23) eta baita Berak gizon-emakumeen eskuetan jarritako zeregina ere. Kristauok, otoitzaren, hitzaren eta ekintzen bidez, bakegileak izaten jarraitu nahi dogu. Esker onez hartzen ditugu gure alkarteetan aspalditik egiten diran ahaleginak. Bakearen Barri Ona ekartzera etorri zan Jesusek (ik Eg 10,36) bakea iragartzera bialtzen gaitu orain (ik Lk 10,5).
– Herritar guztiok, banaka eta alkartuta, bakoitza bere ardura bereziaren neurrian, zeregin eder eta garrantzitsu honetan laguntzera deituak gara. Familiak, eskolak, komunikabideak eta kristau alkarteok ezinbesteko betebeharra dogu horretan.
– Argi ikusten dogu, indarkeria terrorista guztiz desegitea dala lehenengo pausoa bakerako bidean, horretarako eskuan ditugun bidezko baliabide guztiak erabiliz.
– ETA erakunde terroristari hauxe exijitzen deutsagu: desagertu daitela guztiz eta betiko, atzerapen eta truke barik. Pertsonen eta gure gizartearen duintasunak argi erakusten dabe, bere izateak eta jarraitzeak ez daukela ezelango arrazoi moralik, politikorik ez erlijiosorik.
– Ordezkari politikoei eskatzen deutsegu bakearen bilaketa helburu nagusi bat izan dagiela. Oinarri etikoetan bat egiteak eta moduetan alkartzeak sendotu egingo dau herritarron konfiantza indarkeria kentzeko.
– Autortzen dogu terrorismoaren biktimak gogoan dogun egoera bildurgarri baten atala dirala: ez herritar lez ez Bizkaiko Eliza honen kide lez, geu ere ez gara guztiz errubako. Gure erantzukizun moralaren neurrian, beste behin ere parka eske gatoz. Zuzengabekeriaz gurutzeratutako Jesus errubakoaren irudia dira biktimak, baina Jesusek, bere biztueraz, sendotu egiten dau bake eta adiskidetze betearen itxaropena.
– Geure berbea emoten dogu erne egongo garala euron sufrimendua ahaztu ez daiten, eta gure ahalegin guztiak egingo doguzala, bihotzak barrituz, biktimen mina aintzat hartu eta geuganatzeko, eta euren duintasunari zor jakona lortzen laguntzeko. Eskubidea dabe, ahal dan neurrian justiziaz ordainduak izateko; eurei parkamena eskatzeko; justiziaren zigorra eurak euretara ez erabiltzean erakutsi daben handitasun morala autortua izateko; adiskidetzearen aldeko lan neurribakoa euren sufrimenduaren argitan zabal eta sakon aztertzeko; euren presentzia dei bizi bat izateko, jasan daben zuzengabekeria ikaragarrian inoiz jausi ez gaitezan.
– Jesusen ikasleen moduan bizi gura dogulako, behin eta barriro iragarri behar dogu, arerioak maitatzen (ik Lk 6,27) erakutsi euskula eta barkatzen hil zala (ik Lk 23,34). Inor zauritu edo hil dabenak parka eskatzea, irainak hartu dituenak parkamena emotea, bihotzetik gorrotoa urruntzea, bide baztarrean jausita dagoan edonor lagunurkotzat hartzea, adiskidetzea Jaunari otoitzean eskatzea eta gure ahaleginak horretara bideratzea… Jesukristo gure Jaunagandik ikasitakoak dira. Parkamenak aparteko balioa dau herriko bizitzan.
– Gure elizbarrutian, gaztetxo eta gazteei Ebanjelioa transmititzeko eta eurekin batera sinismena konpartitzeko ardura bizia dogu aurten. Gaur, aparteko topaketa honetan, hauxe esan nahi deutsegu: alkarrengana urreratu gaitezan benetan, konfiantzaz eta maitasunez. Gizartean eta Elizan bakearen alde lan egiteko ahaleginik ez daigun aurreztu: geuk emon nahi dogu horretan lehenengo pausoa. Familietan, ikastetxe eta lantegietan, kristau eta gizarte taldeetan, aisialdian, emon zuen laguntasuna. Horrek sendotu egiten dau gure itxaropena etorkizunari begira. Egin daigun guztiok batean – gazteok eta helduok – gizarte baketsuagoa, bareagoa, edozein pertsonak dauan duintasunaren neurrikoa. Goazen danok batera bakearen bideetatik!
– Gaur hemen irakurritako mezu honek gure elizbarrutiko alkarte guztietan oihartzuna izan daiala. Domekako elizkizuna aukera ona da horretarako. Jesukristoren heriotza eta biztuera gogoratzen eta gaurkotzen dituen eukaristian bere berbak entzuten ditugu: “Bakea izten deutsuet, neure bakea emoten”; elizkizunean parte hartzen dogunok bakea opatzen deutsagu alkarri; hartu eta emondako bake horrek bakegile egin gaizala gure bizitzako arlo guztietan.
– Adiskide maiteok, Ebanjelioko zoriontasun hau betor guztion ganera: “Zorionekoak bakegileak; Jainkoak bere seme-alabatzat hartuko ditu eta” (Mt 5,9).
Bilbon, 2007.eko otsailaren 3an
Ricardo Blazquez
Bilboko Gotzaina
Karmelo Etxenagusia
Bilboko Gotzain Laguntzailea