Oksana no se lo pensó dos veces. Quiso organizar una manifestación para apoyar a su pueblo y se puso manos a la obra con intención de congregar a cientos de personas a favor de la paz. Fue el viernes y se encontró con trabas burocráticas, de permisos… Le aconsejaron que organizara una concentración, porque una manifestación iba a ser imposible. Colgó el teléfono y se echó a llorar de impotencia, pero recibió la llamada «de un ángel», señala, «y todo cambió«. «Me dijo que me iba a ayudar y me apoyó. Gracias a él hemos podido celebrar la manifestación«, exclama emocionada mientras pide que apoyemos a su pueblo y sobre todo, a los niños y niñas.
Llegó a Euskadi en el 2004 y aunque no tenga familiares en Ucrania, nos recuerda que «ahora todos somos familia».
Una oración muy sentida
El templo de El Carmen fue un clamor silencioso durante la oración y una ovación sonora al final de la misma, tras el canto a la Amatxu de Begoña. El pastor ucraniano agradeció a los presentes su participación y pidió por la paz de Ucrania y porque no nos olvidemos de sus habitantes.
El obispo de Bilbao recordó otras guerras que aún están activas en algunas partes del mundo y «ahora en Ucrania«, agregó. «El entendimiento y el diálogo son el único modo de resolver conflictos», destacó. Pidió porque «sepamos tomarnos en serio el perdón y la escucha y que construyamos juntos el reino de la paz y la concordia».