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20.04.2010

Pastoral Obrera reivindica el derecho a un trabajo decente

Hoy, 28 de abril, se conmemora una fecha muy significativa para el mundo obrero, la Jornada Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo y, el próximo sábado, 1 de Mayo, la fiesta de los trabajadores y trabajadoras. Fechas que vienen marcadas por la actual crisis económica y el aumento del paro. Las víctimas en accidente laboral siguen siendo una realidad y otras muchas personas viven las consecuencias de las enfermedades laborales. Ante estas realidades, desde el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera han querido, una vez más, que estos problemas no caigan en el olvido y, han editado un nuevo ejemplar de su publicación periódica “Aizu”, con el título “Por el derecho a un trabajo decente”.

En el número 34 de “Aizu” se resaltan datos como que las oficinas de empleo en el Estado ya tienen 4.166.613 personas inscritas. En Euskadi supera los 138.000. Además, según la Organización Internacional del Trabajo, hay entre 219 y 241 millones de parados en el mundo y, en 2009, 62 trabajadores morían en accidente laboral en la CAV. Desde el año 2.000 hasta hoy, 683 personas. Datos que quieren que la opinión pública conozca, como que en el mundo hay 1.800 millones (60%) de trabajadores sin contrato laboral ni protección social frente a 1.200 millones que sí lo tienen y, de esos 1.800 millones, 700 millones ganan menos de 1,25 dólares diarios.
Por todo ello, destacan que “Para nosotros, y para un país que se quiera organizar humanamente, `el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad` (CiV nº 25). Por tanto, es preciso ampliar la protección social, sobre todo de aquellas personas que tienen menos recursos, así como replantear cómo compartir el trabajo que disponemos, y que vivir dignamente no dependa exclusivamente del hecho de tener un trabajo asalariado. ¿Cómo se puede alargar el período de vida activa de una persona hasta los 67 años si hay jóvenes de 20, 30 y 40 años que no pueden acceder al mercado de trabajo?”, cuestionan.
También hacen hincapié en que deberíamos reflexionar seriamente sobre la necesidad de crecer en prácticas de solidaridad, cuestionando las actitudes personales y las disposiciones legales cada vez más restrictivas y excluyentes respecto a la acogida de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes. Superar los planteamientos miopes de ver la realidad solamente desde los propios intereses individuales, para que todas las personas podamos aspirar a una vida digna, con un trabajo decente y el acceso a los recursos y servicios sociales fundamentales. En este sentido, “el eje de la próxima reforma laboral, por encima de criterios económicos, debe ser la salvaguarda de los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias”.
El comunicado, firmado por JOC (Juventud Obrera Cristiana); HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera, concluye diciendo que “El 1º de mayo es un día de Fiesta para reivindicar la centralidad del trabajo en la vida de las personas y reclamar a los gobiernos que pongan en el centro de sus preocupaciones las alegrías y las angustias de toda la sociedad, especialmente de los empobrecidos de nuestro país y de los trabajadores y trabajadoras del mundo”.