Los monumentos de Semana Santa eran unas capillas o altares donde se guardaban o reservaban las formas consagradas desde el Jueves al Viernes Santo.
En algunos casos se trata de arquitecturas efímeras con madera y columnas. Otros, como el monumento de Santa María de Bermeo, que se encuentra en el Museo de Arte Sacro, mantienen una gran calidad pictórica.
Referencias en el Archivo
En el Archivo Diocesano se encuentran varios documentos en torno a los Monumentos. En las Constituciones Sinodales del s. XVII se advierte sobre qué telas pueden adornarse e incluso las imágenes de la Virgen en las procesiones y altares. Un documento de principios del s. XX, recoge bocetos del arquitecto José María Basterra, para la parroquia de Nuestra Señora de Begoña.
En el caso de Santa María de Portugalete, el artista especializado en decoraciones teatrales para Círculos y Sociedades, Domingo López de Apellaniz elaboró el presupuesto y las condiciones para la construcción del monumento (1916).