Días antes de la canonización de la Beata Nazaria Ignacia, una de las dos religiosas de la comunidad de Biañez, Paqui Roldán, explica que esta canonización supone para la orden “una gran alegría porque se reconoce la labor de Nazaria Ignacia en los sitios de frontera”, una mujer que decía: “no quiero darle el pan a la gente, quiero darle dignidad, quiero sacarla de la situación indigna en la que vive”.
38 años en Biañez
La comunidad de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia lleva más de 38 años en Biañez, en una casa que en origen perteneció a una indiana de las Encartaciones. Hacia 1962 donaron la casa a la congregación y comenzaron a recibir a niñas del entorno rural con el fin de escolarizarlas. Los fines de semana las niñas acudían a sus casas y entre semana convivían en el internado para niñas con dificultades de acceso a la educación, bien fuera por la distancia de sus domicilio o por otras circunstancias de tipo económico o social. En 1976 pusieron en marcha una guardería y también fue una casa de oración. Desde hace dos años la casa es un lugar de acogida para emigrantes “chicas –explica Paqui Roldán- que vienen buscando trabajo y no tienen dónde hospedarse. Vienen sin papeles, con cargas familiares…. Con todas las dificultades posibles. Les ofrecemos formación para que puedan encontrar un trabajo y poder ayudar a sus familias”.