Anabella Barroso, directora del Archivo explica que son numerosas las epidemias y pandemias a lo largo de la historia «los libros de difuntos o finados que se llevan en las parroquias -dice- nos ofrecen una información muy valiosa sobre las causas de la muerte y los índices de mortalidad. Nos muestran épocas de enfermedades y epidemias, así como remedios para combatirlas como una receta contra el cólera que hemos encontrado en el Archivo. Los registros de defunciones nos proporcionan datos de gran interés sobre las enfermedades a lo largo de la historia».
Si retrocedemos poco más de un siglo, -recuerda Barroso– nos encontramos con la gran Gripe de 1918, cuyas devastadoras consecuencias superan la cifra de muertos en la I Guerra Mundial. En el País Vasco, según el libro de Anton Erkoreka (2006), se suceden varias oleadas. La primera oleada epidémica (junio-julio 1918) afectó muy poco al País Vasco. La lluvia de los primeros días de Septiembre de ese año hizo reaparecer la gripe, proveniente de Francia, llegando al Bilbao metropolitano desde Guipuzkoa. Hubo una tercera onda entre enero-mayo de 1919 y un rebrote en el mismo periodo de 1920. El máximo de mortalidad se concentró en el mes de octubre de 1918, y por municipios las diferencias de unos a otros fueron muy grandes. Orozko (Bizkaia) fue la localidad más castigada por la pandemia. Según los diversos estudios, en cómputo total, en el País Vasco enfermó más de la mitad de la población, fallecieron 12 de cada 1.000 habitantes (24 curas de Bizkaia) y la situación provocó una gran alarma social.
Ahora que estamos inmersos en la crisis de la pandemia del Coronavirus y vemos las medidas que se están tomando para frenar su avance, nos parece que nunca antes se habían tomado medidas tan drásticas, pero esto no es así. Según las crónicas de la época “se cerraron instalaciones públicas como iglesias, escuelas y teatro”. Desde la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao se dictaron instrucciones para combatir la epidemia. Pero, ¿y las autoridades eclesiásticas? ¿dijeron algo? ¿se tomaron medidas en las Iglesias y en la vida cotidiana de la diócesis?
Como sabemos en aquellos años, la actual diócesis de Bilbao estaba encuadrada en la Diócesis de Vitoria, «por lo que hemos ido al Boletín Oficial de la Diócesis de Vitoria y vemos que en el otoño de 1918 se retrasó la apertura del curso en el Seminario de Vitoria» detalla Anabella, “de acuerdo con las Autoridades de Sanidad porque la reunión en un mismo centro de alumnos procedentes de distintos lugares puede ser peligrosa en para la salud en las actuales circunstancias”. En diciembre de 1918 se abre el Seminario recomendando que los afectados por la gripe o con familiares afectados no lo hagan todavía y no podrán ir al Seminario hasta que no tengan certificación facultativa de que ya no pueden provocar contagio.
Incluso se retrasó la visita pastoral prevista al arciprestazgo de Balmaseda, “con ocasión de la epidemia reinante” Y también se aplazaron los exámenes sinodales previstos en octubre y noviembre de 1918 “para evitar que los señores curas y demás sacerdotes salgan de sus parroquias dejando sin la debida asistencia a los enfermos que en ellas pudiera haber o exponiéndose a importar en sus pueblos la enfermedad reinante”.