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27.09.2018

Un recuerdo por Maguette y sus hijas en la oración de inicio de curso

El obispo diocesano presidió la oración que tuvo lugar en el templo de El Carmen, tras la clausura de los talleres programados para el Goazen! de inicio de curso. Mons. Iceta comenzó el acto litúrgico con un recuerdo especial por Maguette, asesinada esta semana en Bilbao y por sus dos hijas. Maguette Mbeugou asistía a clases de castellano y cocina en un centro de Cáritas. "Pidamos por el descanso eterno de esta hermana y también por estas niñas en estos momentos de dolor y que la esperanza nunca se apague en nuestros corazones", subrayó. En su mensaje dirigido a la comunidad remarcó la importancia de "concebir nuestra propia vida como una llamada a la misión" acogiendo "con ilusión la llamada de Señor". Galería de fotos del Goazen! aquí.

El obispo, en su intervención aludió a las nuevas formas de pobreza que surgen entre nosotros como son la llegada de refugiados o de inmigrantes «que cruzan el estrecho con gran riesgo de sus vidas y en medio de un doloroso desarraigo». También habló de la cronificación de la pobreza «en las familias, parados de larga duración y personas que no son capaces de salir del centro o la periferia de la exclusión». Mons. Iceta, además, tuvo un recuerdo para las personas, particularmente enfermas y ancianas, que sufren la soledad «que se extiende como una larga sombra sobre una vida que va perdiendo esperanza» y sobre la tarea de la reconciliación «que ayude a restañar profundas heridas que ha dejado entre nosotros el terrorismo y la violencia y que requerirá de nuevas formas y de un impulso renovado».

Goazen18_Inicio de curso pastoral 18-19

«La vida cristiana -concluyó el obispo- nace, crece y madura en la comunión eclesial. De ahí, la necesidad de fortalecer nuestras comunidades cristianas como lugar de encuentro con Dios y entre nosotros, favoreciendo el conocimiento mutuo de los diversos ministerios y carismas fortaleciendo la comunión» y aludió al último año de vigencia del plan pastoral «podamos reconocer con humildad tantos dones como Dios nos ha concedido y que han fructificado entre nosotros. Tengamos la humildad de reconocer nuestras negligencias, miedos, perezas y errores acogiéndonos a la misericordia de Dios y que nunca nos abandona».