Reflexión que surge de la acogida de las palabras de nuestro Obispo en el encuentro con los jóvenes en la Luz de la Paz de Belén. Mensaje que pone el foco en la DSI para encontrar luz y esperanza en medio de tanta oscuridad y sufrimiento. Sin querer desviar la atención del mensaje anual del papa Francisco os ofrecemos alguna pista para poder ser utilizada, bien en algún acto oracional o celebrativo o en las formas de comunicación que cada instancia se dota para comunicar mensajes.
Mensaje:
El terrible estado de violencia estructural que caracteriza nuestro mundo y, muy especialmente, las guerras en Palestina, Ucrania y tantos otros lugares ensombrecen la celebración del nacimiento de aquel al que Isaías llamó el Príncipe de la Paz.
La realidad es muy compleja y ya el Papa S. Juan XXIII en su gran Encíclica Pacem in Terris (la primera dirigida, no sólo a la Iglesia Católica, sino también a todos los seres humanos de buena voluntad) la subtituló “Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad.” 60 años más tarde debemos recordar estas palabras, porque nuestra fe nos empuja a aportar lo que cada persona pueda a favor de la verdad y de la justicia, siempre con amor, como la única forma plenamente humana y agradable a nuestro Dios de construir la paz.
El Papa Francisco11 nos advierte de que “las guerras y los atentados terroristas, con sus trágicas consecuencias, los secuestros de personas, las persecuciones por motivos étnicos o religiosos, las prevaricaciones…, se han multiplicado dolorosamente en muchas regiones del mundo, hasta asumir las formas de la que podría llamar una «tercera guerra mundial en fases». Pero algunos acontecimientos de los años pasados y del año apenas concluido me invitan, en la perspectiva del nuevo año, a renovar la exhortación a no perder la esperanza en la capacidad del hombre de superar el mal, con la gracia de Dios, y a no caer en la resignación y en la indiferencia. Los acontecimientos a los que me refiero representan la capacidad de la humanidad de actuar con solidaridad, más allá de los intereses individualistas, de la apatía y de la indiferencia ante las situaciones críticas”.
Ante esta situación no podemos permanecer indiferentes. “La indiferencia provoca sobre todo cerrazón y distanciamiento, y termina de este modo contribuyendo a la falta de paz con Dios, con el prójimo y con la creación”.
En este Jornada Mundial de la Paz sintámonos urgidos a orar por todos los santos inocentes que mueren a manos de quienes matan. Y a actuar en favor de su desarrollo con compromisos concretos en favor de la justicia, la libertad y la fraternidad. Y como nos decía nuestro Obispo D. Joseba “reconocer la fuerza de la Luz de Belén para poner un poco de amor en este mundo y si no para resolver todos los problemas para hacer que al menos haya cariño, haya una sonrisa y una esperanza en todas las situaciones”.
Comisión Paz y Reconciliación.
Diócesis de Bilbao.
- Papa Francisco. XLIX Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2016) nº 2 y 3 ↩︎