Mons. Antonio Vadell les entregó la cruz pectoral en la celebración de envío como “un gesto para que os acompañe en la peregrinación y en los momentos de oración. Un signo de que el obispo está con vosotros y os lleva en su corazón”, les dijo. Y así ha sido, ya que el lema de la peregrinación ha sido “Acompaña el obispo Toni”.
Lluvia, viento, frio y oración
“Solo falta la nieve”, exclama bromeando Bosh, quien, a pesar de las inclemencias del tiempo, destaca el buen ambiente y la “gran riqueza y pluralidad” del grupo formado por chicos y chicas de 18 a 25 años. Considera que lo más interesante del viaje ha sido la oportunidad de compartir la experiencia entre jóvenes de diferentes realidades de la Iglesia. “También contamos en el grupo con una persona ciega y algunas sordas, por lo que las misas también se celebran en lenguaje de signos”, subraya.
El grupo de jóvenes se lleva en la mochila muchas experiencias cargadas de oraciones, canciones, esperanza y fe.