“Me iba el jueves de casa y no volvía hasta el martes. No iba a clase. Con 18 años me quitaron el carné de conducir…”. Es uno de los testimonios que pudo escuchar ayer el alumnado en boca de una persona a la que su adicción le llevó a separarse de la gente que quería y a “delinquir para seguir consumiendo”. Su testimonio finalizó con un halo de esperanza, ya que ahora ha recuperado la confianza de su familia gracias a su esfuerzo, tal y como les dijo a los jóvenes.
Desde la asociación Bidesari detallan que la experiencia es muy satisfactoria, tanto para los jóvenes estudiantes como para las personas presas. “El proyecto es un refuerzo a su proceso de cambio y una forma de responsabilizarse y reparar el daño causado a otros”, destacan.
El curso pasado, fueron ocho los centros educativos que participaron en la iniciativa.