¿Cuántos residentes se han trasladado del Hogar de Begoña?
En el Hogar Sacerdotal de Venerables, de Begoña, han estado conviviendo 21 residentes. Esta semana se han trasladado 11 de ellos a la residencia de la Misericordia.
¿A qué es debido este cambio?
La preocupación por dotar de una mejor atención a los sacerdotes que están en situación de mayor dependencia, ha originado que se haya dado este paso. La Casa de la Misericordia cuenta con los recursos profesionales y ambientales necesarios para atender necesidades que requieren de una intervención especializada y multidisciplinar.
¿Qué ocurre ahora con los trabajadores?
Ante esta nueva situación y con la pérdida de la carga de trabajo, la Diócesis se ve en la obligación de adecuar la plantilla a las necesidades actuales. Se rescinde el contrato a cuatro trabajadoras. Como no puede ser de otra manera, respetando todos los derechos laborales que les asisten en estas situaciones y procediendo a las indemnizaciones correspondientes con toda legalidad.
¿Cómo han vivido esta nueva situación en el Hogar?
Este es un proceso complejo desde muchos puntos de vista, y en buena medida, aunque hayamos dado un salto de calidad en la atención, también estamos viviendo un momento de pérdida. Separarse del entorno de Begoña, un entorno espiritual y afectivamente muy significativo para nuestros sacerdotes es complicado.
El entorno de la Misericordia está muy bien, pero la Amatxu de Begoña, es otra cosa. Para muchos residentes esta casa y su entorno lo han sido desde hace muchos años. Les ha posibilitado participar de la vida de la Parroquia de Begoña de muy diferentes maneras. Otra ruptura tiene que ver con que algunos de sus compañeros se quedan viviendo aquí en Begoña y esto tanto para los que se quedan como para los que se van, también supone una pérdida importante. ¡aunque se han despedido bajo la promesa de ir a visitarles!
¿Y la separación de sus cuidadoras?
También hay dolor grande por separarse de quienes han sido sus cuidadoras durante mucho tiempo. Se han sentido muy bien tratados, cuidados, de manera muy personalizada, llegando a darse un conocimiento interpersonal muy grande entre el residente y la persona trabajadora.
Son días difíciles para todos en la Casa
Todos, yo mismo, hemos vivido estos días con el estómago encogido, con un nudo de emociones. Trabajadoras, residentes y familiares, aunque sabíamos que el día llegaría, no por ello, nos ha resultado más fácil afrontar ese cambio.
¿Cómo ha ido la jornada?
Finalizado hoy el traslado a la Santa y Real Casa de la Misericordia, los sacerdotes están tranquilos. Ahora comienza el proceso de recrear la vida comunitaria en este nuevo lugar. Hemos querido cuidar el que no se pierdan elementos fundamentales de su estilo de vida sacerdotal como son la oración diaria y la celebración de la eucaristía. En este sentido no sólo se cuenta con la capilla de San Mames, sino que habrá un pequeño oratorio donde poder rezar y celebrar de modo personal y comunitario.
Y ¿a partir de ahora?
En definitiva, comenzamos un nuevo modo de ser hogar sacerdotal en un espacio nuevo donde iremos haciendo aprendizajes de la mano de muchas personas que hemos conocido estos días y de otras muchas que iremos encontrando en el gran camino de la vida.