En la actualidad 13 personas acompañadas desde Cáritas y el servicio de atención religiosa y espiritual (SARE) que la Diócesis de Bilbao desarrolla en Santa Marina, llevan semanalmente al hospital un soplo de esperanza. Este proyecto que llena los corazones de personas enfermas, voluntarias y profesionales, cuenta con el apoyo de personal del hospital y especialmente de las trabajadoras sociales y el Servicio de atención de pacientes y usuarios/as (S.A.P.U.).
Así lo explican ellas mismas: «en equipo se consigue llegar cada vez a más personas y detectar cuánto antes la necesidad de acompañamiento y sentimientos de soledad«.
Algunos testimonios
Una de esos voluntarios es Rafa Urgoiti. Así cuenta su incorporación al grupo: “Me jubilé, tenia tiempo y quería hacer algo, y me decidí por el proyecto de acompañamiento en la soledad en Santa Marina. Encontré un grupo de voluntariado que me acogió. El hacer una labor desinteresada de acompañamiento a personas enfermas sin familia cercana, sin amigos o simplemente sin gente que tenga un poco de tiempo que dedicarte en ese momento en el hospital, es una labor que reporta una gran satisfacción personal”, señala.
Markel Corrales es otro de los voluntarios del grupo. Tiene tan solo 19 años. Con la frescura y viveza de su juventud resume su experiencia en una palabra: “felicidad”.
Servicio SARE
El Servicio de Atención Religiosa y espiritual (SARE)- de los Hospitales está conformado por religiosas, presbíteros, laicos y laicas. Es un servicio 24/7, ya que hay presbíteros que están de guardia también durante las noches, por si alguien solicita el sacramento de la unción de los enfermos. Forman este grupo 7 – 8 curas jóvenes que han relevado a otros compañeros que han colaborado durante muchos años con esta pastoral. Cada uno de ellos tiene guardia una de las noches de la semana y acude, si se da el caso, a cualquiera de los hospitales que se lo solicite.