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05.01.2006

Alfredo López (párroco de San Martín de Tours. Algorta) : «Los niños inmigrantes no vienen desnudos en su fe»

Ordenado sacerdote en 1967 tras su paso como formador en el seminario de Derio ha desarrollado su labor parroquial a ambas márgenes de la ría del Nervión. Después de veinte años en la Iglesia Santa Ana de Las Arenas estuvo nueve años en la parroquia de San Jorge de Santurtzi y desde septiembre es el nuevo párroco de San Martín de Tours en Algorta.

¿Ha notado el cambio?

Si. Hay diferencia de Santurtzi a aquí. Esto me han dicho que es una zona dormitorio. No se ve tanta gente por la calle, no hay movimiento, es más tranquila. Me resulta agradable, pero tengo la impresión de que en esta zona viven mas en núcleos cerrados, no se ve ambiente de gran relación, de contacto habitual. Pero me viene bien porque allí era mucho ajetreo y con 64 años hay que buscar ya la tranquilidad. A nivel de paz y tranquilidad tengo más que en Santurtzi.

En lo personal antes vivía con mi hermana y mi sobrina y ahora que vivo solo tengo que hacer todas las cosas de la casa. Por la mañana dedico unos minutos a la oración, luego trabajo en el despacho preparando las liturgias. A la una y media me doy una vuelta con un miembro del consejo diocesano de pastoral , y por la tarde estoy con los grupos de la parroquia.

¿Le ha dado tiempo a relacionarse con la gente?

Bueno, vas conociéndoles poco a poco. Los que conozco son abiertos y todos me preguntan si estoy a gusto. En cuanto a mi labor estoy conociendo la realidad parroquial de todos los grupos. No se si habrá que mejorar o corregir algo. Seguiré trabajando en la tarea de evangelización. Es una parroquia relativamente joven. San Jorge ha sido la parroquia de siempre, tradicional, y ésta es al revés. Comparando con las otras iglesias es poca la afluencia de fieles. Quizá los fines de semana se mueven a otras iglesias más tradicionales. Mucha gente de aquí van a las de siempre, a Los Trinitarios, sobre todo a nivel de culto, en el aspecto sacramental, excepto los domingos que vienen aquí. Espero hacerles la competencia a las otras parroquias.

De todas maneras ya me han dicho que se nota más afluencia. Sobre todo los más optimistas son los que quieren a esta parroquia.

¿Las diferencias en cuanto a la calidad de vida entre las dos márgenes son reales?

Se nota quizá la diferencia externa, pero la diferencia de calidad de vida no me atrevo a valorarla. En general de donde vengo, en Santurtzi, hay buena . Oficialmente la margen derecha tiene fama de calidad de vida. No se si eso es la convivencia diaria o tener mas aparatos en casa.

¿Se da el fenómeno de la inmigración con la misma intensidad?

En estos momentos hay bastante inmigración sobre todo sudamericanos, con sus grandes problemas. Hasta hace poco ha habido un colectivo que mantenía encuentros. No sé por qué se ha ido perdiendo y semanalmente vienen bastante. Ahora nos han pedido algún local para poder reunirse cuando viene algún familiar.

¿Ha notado alguna diferencia en la percepción de la fe?

Si. Sobre todo en que los niños que vienen a la catequesis traen cierta formación. No vienen desnudos en su fe. Algunos además han hecho catequesis en sus países de origen.

Hemos iniciado este curso la invitación a niños de catequesis una vez al mes con motivo de una fiesta importante para asistir a la celebración acompañados de sus padres. Hasta ahora lo hemos hecho dos veces y se nota más participación, que no es plena, pero sí es de un treinta por ciento de los niños que vienen con sus padres.

¿Ese es uno de sus objetivos?

Si, involucrar a los padres de los niños que están en la catequesis (son 90 aproximadamente) para mantener la pastoral familiar. Estoy a la expectativa todavía de conocer a la gente y plantearnos con los más comprometidos un plan de trabajo pastoral. Mi espíritu siempre ha sido hacer de la comunidad una familia. Aunque ya sé que una cosa son los sueños y otra los mimbres con los que uno cuenta.

También queremos introducir encuentros oracionales mensuales o con motivo de la Campaña del Hambre que nos lleven a crear un ambiente comunitario participativo.

¿Y cómo valora la participación de los jóvenes?

Hacemos celebraciones con cánticos y guitarras pero el núcleo más fuerte es a partir de los cuarenta años. Esta parroquia no tiene que ver con otras del entorno porque hay muchos factores para la disminución de gente en el culto, ya que antes, por ejemplo, había más personas que encargaban misas para sus seres queridos, pero eran mayores y han fallecido y eso se va notando.

¿Eso influye en el especto económico?

En ese aspecto estamos raspados. En parte porque ha habido que pedir un crédito para cambiar la caldera de la calefacción y andamos rondando los números rojos. Por sí sola no se podría mantener. También me he encontrado con que hay un sistema de suscripciones.

¿Cómo recuerda su paso por el seminario de Derio?

En el año 54 entramos 120. Pasó de ser seminario a centro donde iban chicos de familias cristianas. Pretendió ser un semillero a través de la educación para que surgieran nuevas vocaciones.

Pero disminuyeron. ¿Por qué se produce la crisis vocacional?

Hoy pienso, y no solo a nivel de curas, que todo lo que suponga un compromiso permanente, es decir, duradero, es difícil. Los jóvenes ante un problema natural y puntual se vuelcan, pero el problema está en el compromiso duradero. ¿Qué pasa con los matrimonios jóvenes? O en otros campos también.