Desde el área de juventud, de la Delegación de Anuncio y Catequesis, Maite Morezuelas destaca que la experiencia tanto para la chavalería como para el monitorado ha sido muy positiva, «ya que se ha posibilitado volver a acercarnos a Jesús y así conocer, interiorizar y profundizar lo que vivió y sintió él durante el Triduo Pascual».
El grupo de 14-16 años, ha celebrado la pascua en Berriz. «Han sido días de experimentar algunas cosas que han empezado a dejar huella, como puede ser el amor fraterno y las cruces que tenemos en nuestras vidas». Momentos importantes vividos fueron el Viacrucis, la Adoración y la Vigilia; ésta última compartida con los de mayores de 18 años, que celebraban la Pascua junto a las Mercedarias Misioneras de Berriz (MMB) y con la comunidad de las MMB.
Para el grupo de 16-18 años, que estuvo en la ikastola Begoñazpi, «ha sido también una experiencia que les ha marcado». Por las mañanas, se acercaban a algunas residencias de personas mayores y a realidades de jóvenes como Auzobizi, Atxuri Harrera… «para poder descubrir y vivir el sentido del servicio y también la relación con otras personas que, habitualmente, para ellos y ellas puede ser alejados. Días intensos donde han descubierto el servicio, el amor hacia el otro, la cruz o el silencio».
«En la pascua de mayores de 18 años -concluye Maite– han orado sobre el cuidado y el des-cuidado. En general, han sido días muy importantes para todas las personas que hemos participado en estas experiencias. Nos vamos marcados por la intensidad, por la profundidad que hemos ido dando a esos días, poniendo la vida de Jesús y también nuestra vida como reflejo de todo lo sucedido».