Bargos señala como este gran “terremoto global” ha resituado nuestra vida y nos ha puesto en el centro de atención el cuidado de las personas más frágiles, “nos ha redescubierto el importante valor de los vínculos personales y comunitarios (familia, amigos, vecinos), nos ha demostrado crudamente nuestra fragilidad personal y social, ha puesto en evidencia la necesidad de reconstruir y reforzar el Bien Común. La respuesta voluntaria ha sido extraordinaria. Es momento de dar gracias a Dios y realizar un reconocimiento cálido a los miles de personas que han mostrado su disponibilidad. Personas de nuestras comunidades cristianas que no han dudado que nuestro papel debía de estar centrado en el servicio y el cuidado de las más vulnerables”.
En su carta para la jornada de este fin de semana Bargos reconoce que queda mucha tarea y que ahora comienza la reconstrucción de muchas vidas que han quedado desprotegidas. “De nuevo las personas y familias con menos apoyos van a sufrir las consecuencias de una situación económica muy complicada. Nuestra respuesta debe seguir siendo generosa, solidaria y cuidadosa”.
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