Vargas explica que la comunidad latinoamericana, igual que el resto de personas, “se adaptó a la situación que nos tocó vivir”, y experimentó el sentido de «Iglesia doméstica». Se realizaron online las celebraciones programadas cada último domingo del mes, a la hora de siempre y utilizando la plataforma zoom.
El mes de mayo ha sido especial, junto a la devoción Mariana en la advocación de la Virgen del Cisne y la realidad que se estaban viviendo en todo el mundo “pero sobre todo por lo que se estaba viviendo en los países de origen al otro lado del charco, se organizó Rosario diario y Misa los domingos”.
Las misas de los domingos de mayo, fueron dedicadas en especial a los enfermos contagiados por el coronavirus y a quienes fallecían por la misma causa. Se unían a esas celebraciones sobre todo gente de Ecuador que en esos momentos tenían una situación caótica. “Experiencias que nos siguen fortaleciendo como comunidad creyente, y que nos siguen invitando a impulsar y vivir comunidades acogedoras aquí y ahora”, concluye Vargas.