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10.03.2008

El Gesto Diocesano congregó a cerca de 2000 personas en un acto de acogida a los inmigrantes

El Gesto Diocesano 2008 que se celebró el pasado viernes congregó a dos millares de personas en Begoña bajo el lema “atzerria aberri-aberria atzerri. Recuerda que fuiste emigrante”. El acto comenzó en la chimenea del Parque Etxebarria, donde el obispo de Bilbao Ricardo Blázquez leyó un comunicado de condena al asesinato del ex edil socialista Isaías Carrasco, perpetrado por ETA ese mismo día. El Vicario general Ángel Mari Unzueta,por su parte, presentó el recorrido del Gesto Diocesano con cuatro paradas, que mostraron las distintas causas, luchas y esperanzas de los emigrantes.

Celia Arujo, inmigrante latinoamericana, explicó las dificultades que se encontró en el camino hasta llegar a Bilbao «no se nos ha mostrado fácil, siempre nos encontramos con obstáculos y tropiezos cuyos nombres son marginación, intolerancia, corrupción y abusos». Con este testimonio y la interpretación de la canción «Sólo le pido a Dios» del coro de la misa latina, se trataron las causas que empujan a la emigración en la parada “Mil formas de muerte”.
Acompañado por la  música, el numeroso público que se unió al Gesto  avanzó hasta la segunda parada en la zona de recreo, junto a Mallona, que se llamó “caminantes solidarios”.  Vilma que llegó a Bilbao desde Bolivia, destacó la importancia de los grupos interculturales «para integrarnos unas personas con otras,ese caminar conjunto para que en esta sociedad podamos sentirnos personas iguales, tanto las autóctonas como las extranjeras». Una cadeneta de colores que sujetaron entre un grupo de personas, simbolizó la importancia  del caminar de manera conjunta subrayando el reconocimiento y enriquecimiento mutuos.
La entrada de la basílica fue el  escenario de la tercera parada  “Esperanza probada”, que centró la atención en la lucha y esperanza que tienen los inmigrantes  por vivir en su nueva tierra. El grupo “Elkartu” de mujeres de Guinea cantaron y bailaron animando al público a caminar hacia la última parada, en el interior de la Basílica de Begoña , la de la cogida.
Dentro el templo, se escuchó el testimonio de Armando, un  inmigrante paraguayo, el único de entre más de 200 que a su llegada consiguió pasar en el aeropuerto de Madrid. Así mismo Olinder, una exiliada politica colombiana amenazada por las FARC, ofreció un testimonio duro y a la vez esperanzador para los que tienen que dejar forzosamente sus paises de origen.
El coro de Mungia  entonó el Aleluya que sirvió de preparación a la escucha del texto evangélico, y las palabras del Obispo de Bilbao llamaron a la acogida de los inmigrantes en nuestra sociedad. Así terminó el  Gesto Diocesano 2008, que evocó una doble realidad, la de la persona emigrante que llega  hasta aquí con sus ilusiones y dificultades, y la de una  comunidad cristiana  plural con fieles iguales en dignidad y en derechos.

El coro guineano "elkartu" puso la nota de color al recorrido