«La catedral de Iquitos se quedó pequeña ante las miles de personas que acudieron y tuvieron que realizar el funeral en la calle», explica el hermano del obispo que falleció «repentinamente» la semana pasada.
Ayer, Mons, Iceta, en la rueda de prensa que ofreció con motivo de la III Jornada Mundial de los Pobres, alabó la labor que realizan los más de 250 misioneros y misioneras que hay en el mundo y se refirió especialmente al obispo de Iquitos que murió tras participar en el Sínodo de la Amazonía. Recordó también que todavía la Iglesia de Bizkaia sigue enviando misioneros al mundo. Puso el ejemplo de la jojven laica duranguesa Iraide Donaire que se encuentra en Ecuador o el cura Ramón Díaz-Guardamino, quien partió en septiembre a Etiopía.