Mons. Wolcan quiere seguir en la relación de hermanamiento, amistad y la fraternidad, iniciada por su predecesor en el episcopado Julio César Bonino “muy conocido aquí en el medio eclesial y cívico y yo retomé al sucederlo este hermanamiento y esta relación. Me propuse conocer a los vascos”. Explica que tiene sangre de esta tierra “por los orígenes de mi padre y mi madre hace muchas generaciones. Con mucho gusto e ilusión vine a conocer a esta gente, como homenaje a mis antepasados y por la vinculación creada con en la comunidad cristiana con sacerdotes vascos que nos transmitieron la fe y la cultura y eso para mí es muy importante”.
El obispo de Tacuarembó explica que quien le llevó al discernimiento vocacional y al Seminario fue un sacerdote del País Vasco, el P. Juan Capistrán, “su testimonio despertó en mi la luz de la vocación sacerdotal, animada por el espíritu por la vida sacramental y la vida parroquial. ‘Un sabio’, lo teníamos como tal en nuestro pueblo. Se dedicó toda la vida a nuestro pueblo dando el servicio ministerial y formando cultura. En aquel entonces el sacerdote y la parroquia era siempre un centro de participación religioso y cultural”.
Mons. Wolcan que, a su vez es presidente de Cáritas en Uruguay, explica que en ocasiones han trabajado con algunas instituciones de aquí, como Cáritas Bizkaia y Bultz Lan, entre otras. “Caritas allí atiende proyectos de desarrollo, de formación, a nivel nacional porque la actividad específica inmediata a nivel de Diócesis en Uruguay la lleva la Pastoral Social –explica-. Caritas apoya con proyectos y con formación también para los agentes de Pastoral Social y ahora estamos en una etapa ‘de distinguir para poder unir’”. También destaca que prácticamente se organizan con voluntariado “Ahí se desarrolla la solidaridad”.
Para finalizar, el obispo de Tacuarembó nos explica que la de Uruguay fue la primera Iglesia separada del estado “solo mantenida por el don de la gracia. Hoy así seguimos, -dice- es una Iglesia totalmente autónoma en su quehacer, en su pensar, con toda la libertad de los hijos de Dios que nos da como pueblo suyo que somos y por lo tanto sin vínculos que nos aten, ni a ideologías, si a partidos, ni a personas”.