La Iglesia en Bizkaia mantiene firme su proyecto de construir una sede única que agrupe sus servicios. El gerente diocesano, José Miguel Erdozain, subraya que se reactivará la búsqueda de un nuevo contratista, en cuanto se resuelva la situación legal con la anterior constructora.
La denegación de la prórroga supone un parón temporal de un proyecto que tiene su germen en 2001. Fue entonces cuando se comenzó a explorar la opción de unificar varios servicios dispersos de la diócesis.
La nueva sede, proyectada en el solar de la anterior Escuela Universitaria de Magisterio BAM en Barrainkua, busca optimizar recursos materiales y personales, favorecer la coordinación y potenciar la «unidad de acción».
Mensaje de tranquilidad
Desde la Diócesis se quiere transmitir un mensaje de «tranquilidad y absoluta confianza«. Erdozain asegura que se están realizando «las gestiones oportunas para defender los intereses diocesanos» y que, una vez superado este escollo, se procederá con la búsqueda de un nuevo promotor que permita materializar esta «casa común» para la Iglesia.
Un proyecto con múltiples beneficiarios
Más allá de la administración diocesana, el edificio pretende ser un equipamiento de servicio a la ciudadanía. El proyecto, que ha seguido todos los «cauces administrativos legales» se aprobó en su día por amplia mayoría en el pleno municipal, destina el 60% del espacio a los servicios diocesanos. El 40% restante será ocupado por una nueva clínica de Mutualia, entidad sin ánimo de lucro colaboradora de la Seguridad Social, que según señala el gerente diocesano ha reiterado su «compromiso firme» con el proyecto compartido.
La sede única albergará, además, instalaciones modernas para la BAM, la Biblioteca Diocesana, el Instituto de Teología y Pastoral y la Fundación Labayru. También pondrá al alcance del público el Archivo Histórico —con partidas sacramentales y documentación de incalculable valor—, el centro de interpretación ICARO y algunos de los servicios de Caritas Bizkaia, entre otros.