“La experiencia del Sínodo y sus retos”, ha sido el titulo de la intervención on-line, desde Japón, de Filo Hirota. La ponente, ha situado el objetivo del Sínodo de la Sinodalidad no en solucionar algunos problemas controvertidos, sino en alcanzar a ser una Iglesia renovada, de comunión y fraternidad, para actualizar el compromiso de anunciar el Evangelio, haciendo madurar las semillas del Concilio Vaticano II. Para Hirota, ha sido “una experiencia tanto de comunión como de diversidad”.
Mujeres
La participación de las mujeres, sin ser mayoría, ha sido muy significativa. La síntesis de esta primera sesión dedica 18 puntos a cuestiones referidas a mejorar el reconocimiento, participación y responsabilidad de las mujeres. Se ha pedido también avanzar en la investigación teológica y pastoral sobre el diaconado femenino, para que pueda abordarse de nuevo en la segunda sesión.
El Sínodo de la Sinodalidad ha dejado patente también la diversidad de la Iglesia universal, inevitablemente implantada en una diversidad cultural, que no queda anulada en esta cultura globalizada. La Iglesia católica -ha dicho- está poco acostumbrada a convivir con la diversidad, y el Sínodo es una llamada a escuchar y aprender de la pluralidad, sin dejar de caminar juntos, abiertos al cambio.
Finalmente, Filo ha señalado que el documento de síntesis crea una hoja de ruta para el debate que tendrá lugar en todo el mundo durante los próximos once meses hasta la asamblea sinodal de octubre de 2024. Ese informe contiene muchas propuestas concretas y algunas de ellas ya se pueden poner en marcha. “No hay que esperar a que el cambio venga de Roma. La Iglesia es el pueblo de Dios en camino. El Sínodo es un proceso. La atención no se centra solo en qué cuestiones pueden cambiarse sino en cómo la Iglesia camina ‘juntos’ y la llamada fundamental de este caminar nos invita a ser pueblo de Dios radicalmente incluyente. Es una llamada a aprender de la diversidad y de saber escuchar atentamente a aprender lo que es nuevo y abierta a cambiar a una transformación conversa”.
En el Sínodo ha habido 346 participantes con derecho a voto y otros facilitadores -teólogos y teólogas, principalmente- en total unas 460 personas.