“Podríamos decir –señaló el obispo– que hoy celebramos la moneda de la vida: no solo la cruz, también la cara. No solo anunciamos, recordamos y contemplamos al crucificado. También alabamos y celebramos al mensajero de Dios que, al final de su camino, llega a Jerusalén en medio de júbilo y aclamaciones”.
Mons. Segura prosiguió reconociendo que la fe “se pone a veces cuesta arriba y en el libro de Jesús, nadie se hace grande sin participar antes en la dura batalla de la entrega, en la que se te va a pedir que pongas sobre la mesa algo valioso”. En el fondo –añadió- “lo que se nos pide es dar bien la batalla del amor. Y en el amor, según Jesucristo, no se trata tanto de recibirlo y celebrarlo, sino de darlo; y esta es la única manera de construir algo valioso con otros. El amor supone riesgo porque a veces se da y no se recibe. Algo de eso le pasará al mismo Cristo en esta Semana Santa. Por eso, en el último momento el Padre de Jesús tiene que salir a escena, para poner lo valioso en su sitio y evitar que nada bueno se pierda. Pero aquí no hay atajo. Al domingo de Pascua se llega pasando por Getsemaní y por la soledad del Viernes Santo”.
Ponerse en camino
En el inicio de la Semana Santa pidió que nos pusiéramos en camino. “Iniciemos la marcha con Cristo, uniendo nuestros cánticos y alabanzas a los que le recibieron en Jerusalén, acompañándolo en la Cena y subiendo al Gólgota con El. Intentemos manteneros a su lado en cada momento pidiendo para que aquella entrega siga dando mucho fruto en nosotros. Pongámonos detrás de Cristo, con nuestras debilidades, miedos e incoherencias, pero confiando en Él y fortalecidos por gran corazón”.
“Esta es nuestra fe, -concluyó- que no se encierra en los templos, la fe que sale a la intemperie a escuchar y recoger las historias de todas las personas, la fe que siembra semillas de esperanza. Seguimos a Cristo y la fe que Él nos propone: la única fe con la que queremos caminar, una fe que no esconde la cruz porque conoce su valor e importancia, pero que nunca va a aceptar quedarse en ella”.
Homilía y celebración completa: