En el número correspondiente a mayo de la revista diocesana Alkarren Barri se publica una entrevista con el responsable de la fundación Gizakia. Ignacio Palacio agradece a Estibaliz Barrón su dedicación al frente de la entidad durante los últimos 23 años. En el diálogo da cuenta de los retos que se presentan en la sociedad con el tema de las adicciones. Una de las prioridades actuales de Gizakia es el abordaje de los problemas de salud mental ligado a los consumos.
¿Retos en esta nueva etapa?
Una de las prioridades va a continuar siendo la adecuación de los servicios y programas que desarrollamos a las necesidades de las personas que tienen problemas con las adicciones y comportamientos de riesgo. En este punto, hay dos líneas claves: el abordaje de los problemas de salud mental ligados a las adicciones y el trabajo con estas personas a largo plazo para minimizar las recaídas. También va a ser una prioridad desarrollar propuestas y programas más adaptados a las necesidades de las mujeres que sufren alguna problemática de adicciones. Ayudar a que acudan a tratamiento y ofrecerles una atención que les ayude a superar su dependencia y ganar libertad.
Otra de las prioridades va a ser necesariamente aumentar la incidencia social y política de la fundación. Queremos que la problemática de las adicciones y su prevención no desaparezcan de la agenda política y de las preocupaciones de la sociedad de Bizkaia.
El fentanilo ¿Es una sustancia que os preocupa?
Ciertamente es una sustancia que preocupa, y mucho, por sus efectos tan severos y por la capacidad que tiene de crear adicción. Las imágenes que nos llegan de Estados Unidos son terribles. Deben ayudarnos a ser sensibles a lo que las adicciones pueden hacer con una persona.
No obstante, por el momento no hemos detectado casos significativos de consumo de fentanilo. La dinámica de la sociedad americana y el funcionamiento de su sistema de salud y de dispensación de medicamentos explica en buena medida la expansión tan rápida de esta droga en ese país. En nuestro caso, la cobertura sanitaria y social contribuye a hacer más difícil la entrada del fentanilo.
De todas formas, sí que se está alerta y mantenemos contactos con las administraciones públicas y otras entidades que trabajan con adicciones en todo el estado.
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