José Luis De la Fuente nació el 3 de marzo de 1933 en Portugalete (siempre fue un portugalujo de pro, destacan quienes le conocían bien).
Fue ordenado presbítero en la parroquia de Ntra. Sra. Del Carmen de Indautxu, de Bilbao, el 29 de junio de 1960 y su primera encomienda diocesana tras su ordenación, estuvo en Montellano, como ecónomo. Posteriormente permaneció varios años estudiando en Madrid y en 1967 se licenció en Teología, en la Universidad de Comillas. Estudió mística y se especializó en la figura de San Juan de la Cruz. A su vuelta a la Diócesis le nombraron coadjutor de San Agustín de Erandio y capellán del colegio la Compasión de la misma localidad.
Años después fue coadjutor de San Ignacio de Neguri y más tarde miembro del equipo presbiteral de San Nicolás, San Martín y San Ignacio, de Algorta, así como administrador parroquial de Plentzia. Su último destino pastoral, hasta su jubilación, estuvo en Nuestra Señora de Las Mercedes y Santa Ana, de Las Arenas.
Gran religiosidad
Su compañero presbítero Jose Gómez, le conoció en sus años de Seminario, estaban en cursos diferentes, pero coincidían en el coro. Muchos años después volvieron a coincidir, en este caso, en Las Arenas, cuando Jose Gómez fue nombrado párroco de Las Mercedes y José Luis pertenecía al equipo de la parroquia junto a Eugenio Altazubiaga.
Gómez destaca la gran religiosidad de José Luis De la Fuente y también su trabajo con los jóvenes “organizó y participó en muchos campamentos y allí hacía de todo, hasta de cocinero, porque le gustaba mucho cocinar”. Señala que José Luis defendió siempre la figura del catequista de confirmación y que se preocupó mucho de que hubiese gente bien preparada en ese ámbito. Además, él se ocupaba de los grupos.
“Muy buen compañero y muy exigente consigo mismo”, esas son otras de las características que resalta de él. “Cuidaba mucho la predicación”, el último día que le llevó la unción, José Luis todavía seguía enviando las homilías de cada domingo, por correo electrónico, a medio centenar de personas.
Disfrutaba de la familia
Su sobrino Mario recuerda que José Luis era un gran aficionado a la montaña desde joven y que disfrutaba mucho de los campamentos en verano, sobre todo en diferentes enclaves del Valle de Mena.
Mario explica que su tío siempre ha entregado su vida a los demás “fue un hombre recto y honrado y disfrutaba de la familia” a los que se dedicó a cuidar. Al morir su hermano asumió el papel de cabeza de familia “nos ha cuidado y se ha preocupado mucho por nosotros”. En los últimos tiempos, ya muy delicado de salud, son ellos los que le han acompañado y cuidado.
¡QEPD!