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21.09.2021
"El fuego de María"

Ignacio Doñoro presenta esta tarde, en Bilbao, su libro sobre el «Hogar Nazaret», en Perú

El salón de actos de la iglesia del Carmen de Indautxu acogerá esta tarde, a las 19:30 h., un coloquio presentación del libro “El fuego de María”, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), en el que estará presente su autor el P. Ignacio María Doñoro de Los Ríos, fundador del Hogar Nazaret, una casa situada en la selva peruana donde atiende a menores abandonados y excluidos “para cuidarles y devolverles sus derechos más fundamentales”. Doñoro nació en Bilbao hace 57 años y vive desde hace 11 en Perú.

En “El fuego de María”, Doñoro narra cómo es el Hogar Nazaret en la actualidad y también cómo fue el germen del proyecto. Este es su segundo libro, tras “Hogar Nazaret, el sueño de Dios” en el que se recogían distintas historias sobre los niños del Hogar “no pretendía abordar cada caso en toda su complejidad, -explica- sino dar voz a los que no tienen voz, a los últimos, a los humillados”.

Antes del acto de esta tarde hemos hablado con él sobre sus proyectos. Lleva once años en Perú, “me fui porque llegué a la conclusión de que o mi vida estaba con los más pobres, o mi vida no estaba en Dios. Creo que, si los más pobres no están en tu corazón, Dios no está ahí. «Lo que hicisteis con uno de estos, mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis». «Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber…». Y es así. Ese es el Evangelio. Se lo hacemos a Jesús”.

El Hogar Nazaret comenzó en Puerto Maldonado, una ciudad de Perú con unas tasas elevadísimas de delincuencia como consecuencia de la minería ilegal. “Allí estuve los primeros años, pero luego tuve que escapar de la zona después de que las mafias descubrieran que me dedicaba a salvar a esos niños que ellos explotaban. Era muy fácil vulnerar los derechos de los más pequeños, porque muchos carecían de carnet de identidad y nadie sabía que existían. Para el Estado no eran nadie… Una noche, tres individuos entraron en la casa y me propinaron tal paliza que me dieron por muerto. Cuando me recuperé lo suficiente para poder viajar, no tuve más remedio que salir de allí y volver a España para ponerme en manos de los médicos… Poco después volví a Perú, pero esta vez a un lugar distinto, a la región de San Martín, en Bellavista. Ahí es donde actualmente resido y donde se han construido cinco casas para niños, niñas y adolescentes. Y tenemos una escuela de fútbol a la que pueden acudir también los niños del pueblo”.

¿Cuántos niños y niñas y de que edades viven en el Hogar Nazaret?

Los niños del Hogar Nazaret viven en Carhuapoma y las niñas en Bellavista. Sus edades oscilan entre los cinco y los veintiún años. Todos ellos están de paso. Ahora mismo estamos atendiendo a 84 niños en Carhuapoma, donde está el Hogar para niños; otros 152 en la escuela de fútbol, donde los niños no están alojados en el Hogar Nazaret, sino que pernoctan en sus casas y nosotros cuidamos su alimentación y toda la asistencia médica que pueden precisar, así como su desarrollo físico, psíquico y espiritual; y luego en Bellavista tenemos 24 niñas y adolescentes. En Bellavista está también el Hogar de niños por nacer.

¿Cómo se les ayuda?

Brindándoles una auténtica familia, dándoles seguridad y todo lo que un niño necesita: alimentación, ropa, educación, etc., pero principalmente, logrando que se sientan únicos, irrepetibles e imprescindibles. Muchos de ellos no son huérfanos, pero han vivido situaciones terribles en sus propias casas. La región de San Martín, en la selva del Amazonas, es un lugar de una extrema pobreza. Debido a las altas temperaturas y a la humedad, los cultivos son muy limitados y las cosechas se estropean con frecuencia, lo que provoca hambrunas. Junto a esa pobreza material coexiste una gran pobreza espiritual. Precisamente, una de las características comunes a esos niños es que no los quiere nadie. A mí eso me parte el alma… Por eso, uno de nuestros primeros objetivos es que se sientan amados.

Cuando a mí me traen a un niño lo que me importa es ver cómo está, qué necesita, si tiene carnet de identidad o hay que tramitarlo, si tengo que llevarlo al médico, si hay que escolarizarlo… Prácticamente todos llegan desnutridos y llenos de enfermedades, de parásitos en el estómago y en el intestino, de llagas purulentas, etc. Y a pesar de que todas esas heridas tardan meses en curarse, son mucho peores las heridas que tienen impresas en el alma. Cada uno de ellos necesita tiempo, cuidados y mucho cariño para ir poco a poco recuperando la salud y la dignidad que nadie debió haberle quitado.

¿Cómo es un día tipo en el Hogar Nazaret?

Se levantan muy temprano. Hacen media hora de oración, desayunan y van al colegio, como cualquier otro niño. No van al colegio en el Hogar, sino a los colegios públicos de la zona. Comen y luego, por la tarde, los chicos juegan al fútbol y las niñas al voleibol. Rezan el rosario todos los días, porque es el rosario el que nos sostiene. Yo siempre les repito que el día que dejemos de rezar el rosario, ese día la casa se hunde. Y es muy gracioso, porque digo la primera parte: “El día que dejemos de rezar el rosario…”, y todos corean: “¡Esta casa se hunde!”. Nos reímos todos, como queriendo significar que ni de broma vamos a dejar de rezar el rosario. El rosario es el distintivo del Hogar Nazaret y lo que nos da vida. En el rosario se unen los hijos con su Madre para rezar a Dios Padre.

Ellos saben muy bien que la Virgen María no solo intercede por ellos en el cielo, sino que también les cuida mientras están en la tierra, y por eso la tienen muy presente a lo largo del día. Rezan muchas avemarías en diferentes momentos de la jornada: al empezar y al terminar de comer, cuando van camino del colegio, en el momento de irse a la cama, durante el rezo del rosario, etc., sabiendo que caminan siempre de la mano de su Madre. Viven cada día como cualquier otro niño.

¿Cómo se puede colaborar con su proyecto?

Cuando me hablan de mi proyecto me siento un poco incómodo porque realmente es muy evidente que la obra es de Dios, no mía. No es mi proyecto. Yo aquí soy un mero instrumento… El Hogar Nazaret vive de la ayuda económica de muchas personas que colaboran con cantidades pequeñas de forma regular, lo que nos permite una cierta estabilidad. Para colaborar con el Hogar Nazaret, solo hay que acceder a la página web www.hogarnazaret.es, donde se realiza una captación de fondos en la que cada céntimo está destinado a los niños. Yo soy la única persona que lleva la administración y cada céntimo que entra es un céntimo que llega a Perú. También, por supuesto, se puede rezar por esta obra, para que no nos salgamos de lo que Dios nos pide.

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