Las necesidades de la infancia que hay que remediar son de sobra conocidas: Hambre y deficientes condiciones sanitarias y de salud (6 millones de niños menores de 5 años mueren cada año en el mundo por falta de alimentos. Uno de cada siete niños nacidos en los países más pobres está destinado a morir antes de cumplir los cinco años); carencias educativas (130 millones de niños no van a la escuela); situaciones derivadas de guerras y conflictos armados (600.000 niños soldado es la cifra que se calcula que hay en el mundo), esclavitud laboral (En los países del sur, 250 millones de niños entre los 5 y los 14 años, trabajan como esclavos en fábricas de alfombras, juguetes, ropa y equipamiento deportivo de conocidas marcas); abandono social y familiar (100 millones son “niños de la calle”, malviven de lo que mendigan, roban o encuentran en la basura), explotación sexual (Un millón de menores caen anualmente en las redes del comercio sexual)….
La Iglesia Universal tiene establecida una Jornada anual para recordar e incentivar a las comunidades eclesiales a asumir el sentido y finalidad de la Obra Infancia Misionera. En España la celebración de esta Jornada está fijada en el tercer domingo de enero, que este año corresponde al día 22 y el lema elegido es: “Siente la misión en tu corazón” y en el dossier elaborado para informar sobre esta jornada incluyen una gran cantidad de datos demoledores, entre ellos los “agravios económicos” en las relaciones Norte y Sur. Como, por ejemplo, que Estados Unidos gasta en armas cuatro veces más de lo que se requeriría para asegurar a cada persona en el mundo servicios básicos, educación, agua potable y alimentación; o que mientras el G-7 reunió casi 40.000 millones de dólares para la guerra de los Balcanes, destina menos de un 1% de dicha suma a salvar del SIDA a 70 millones de seres humanos en África.
18.01.2006
Infancia Misionera: Siente la Misión en tu corazón
El domingo (22 de enero) se celebra la jornada de la Infancia Misionera, una obra de la Santa Sede creada con el fin de suscitar en los niños el deseo de ayudar a otros niños con la oración y la colaboración económica , con ello se crea una gran red solidaria –humana y espiritual- entre los niños de los países más ricos y los de aquellos que están en vías de desarrollo. Las ofrendas de los niños se utilizan cada año para ayudar con “subsidios” ordinarios y extraordinarios, a unos 4.000 proyectos a favor de los niños más necesitados del mundo.