Este año, la jornada de las migraciones ha coincidido con el año jubilar convocado en honor del Apóstol San Pablo, de ahí que el papa, Benedicto XVI, subraye en el mensaje elaborado para esta jornada mundial, como “la predicación y la obra de mediación entre las diversas culturas y el Evangelio que realizó San Pablo, “emigrante por vocación”, constituyen un punto de referencia significativo también para quienes se encuentran implicados en el movimiento migratorio contemporáneo”. Así, el Santo Padre, apuntó la necesidad de “proponer el mensaje de la salvación teniendo en cuenta las diversas situaciones sociales y culturales, y las dificultades particulares de cada uno como consecuencia de su condición de inmigrante e itinerante”, e instó a la comunidad cristiana a que esta jornada fuera un “estimulo a vivir en plenitud el amor fraterno sin distinciones de ningún tipo y sin discriminaciones, con la convicción de que nuestro prójimo es cualquiera que tiene necesidad de nosotros y a quien podemos ayudar”.
En Euskadi, el 4% de la población es inmigrante pasando, en los últimos ocho años, de 15.000 a 72.894 personas. En Bizkaia, donde viven la mitad de los inmigrantes de Euskadi, el colectivo más numeroso es el latinoamericano, siendo su rasgo más característico, que el 60% son mujeres de menos de menos de 45 años que trabajan sobre todo en el trabajo doméstico, la hostelería y el comercio.
14.01.2009
Jornada Mundial de las Migraciones
Ayer domingo, día 18, la comunidad cristiana celebró la XCV Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado bajo el lema “Ante la crisis, comunidades fraternas”, con el que la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal (CEM), ha querido subrayar la necesidad de renovar y reforzar el servicio de la Iglesia, en la atención a los inmigrantes y en el ejercicio de la denuncia de todo abuso e irregularidad. La CEM apuntó también como, dada la magnitud, gravedad y urgencia de las necesidades existentes, aun poniendo todos los recursos humanos y materiales de la comunidad cristiana al servicio de esta causa, se queda corta. De ahí la necesidad del subrayado de la comisión en que, como Iglesia, “urjamos a los diversos responsables a que asuman sus compromisos y cumplan con su obligación de garantizar a toda persona, que vive entre nosotros o que viene a nuestro país, urgido por la necesidad, el respeto a su dignidad y a sus derechos fundamentales”.