En esa época de Doctorado conoció a los que desde entonces son sus padres blancos y entabló relación con diferentes entidades e instituciones, entre ellas, el Gobierno Vasco de cara a conseguir ayudas que aminoraran las tremendas carencias del Congo, su país, un país pobre y desarticulado con una elevadísima tasa de mortalidad infantil y en el que la esperanza de vida no sobrepasa las 43 años.
Transcurrido este periodo de formación, Cibaka volvió a la República Democrática del Congo con la vocación de servir y ayudar a su pueblo en un Estado inexistente, desarticulado que no garantiza el conocimiento ni la salud, que no asegura el acceso a la Educación ni a la Sanidad. Más allá de los harapos, el hambre, las enfermedades, pobreza y durísimas condiciones de vida, África es una reserva de humanidad, toda una oportunidad para mejorar este mundo y mejorarnos a nosotros mismos. Varias tribus manifestaron su deseo de poner el nombre de Cibaka a una iglesia que estaban construyendo, pero él dijo que no era merecedor de tal nombramiento pero que les propondría un nombre, y trataría de conseguir una virgen a la que adorar y rogar por un futuro mejor, mas saludable y de bienestar para todos, fue así como surgió el contacto con los responsables de la Basílica de Begoña que fructificó ayer en el acto de la entrega de la imagen de la virgen.
En un país en el que la guerra parece no tener fin, la situación de los niños es, indescriptible. Poder hacer una comida al día es su mayor preocupación, y el 80% de la población no tiene asegurada ni siquiera esa comida. En una situación así, pocos padres piensan en la educación de sus hijos y, mucho menos, en la de sus hijas. En la República Democrática del Congo, la enseñanza no es gratuita, ni obligatoria. A la escuela va el que se lo puede permitir. Las escuelas son un lujo. De los pocos niños y niñas que están escolarizados, muchos se ven obligados a trabajar unas horas al día en los campos de los maestros para poder pagar sus estudios. En algunos pueblos de Ciyamba, en el Kasai Oriental, al sur de la República Democrática del Congo, hace unos meses solamente estaba escolarizada el 8% de las niñas y el 25% de los niños. Gracias a la ayuda del Gobierno Vasco, hoy las niñas escolarizadas son el 17%.
Con la ayuda lograda, Cibaka Cikongo, en Ngandanjika el pueblo de sus padres (300.000 habitantes), lejos de la capital, en un entorno de chozas de adobe y paja, ausencia de carreteras, luz eléctrica y agua potable cercana, construyó 4 escuelas (son necesarias 18 más) con pupitres y paredes de cemento, dispensarios médicos para poder atender a las miles y miles de personas que, por falta de recursos y medicamentos, diariamente se mueren de malaria, meningitis o sida; Está impulsando una dinámica de trabajo agrario cooperativo, para ello, ha comprado tractores, ha formado peritos agrónomos, especialmente a mujeres, está repoblando ríos, plantando y diversificando plantaciones, abriendo granjas de gallinas para garantizar el abastecimiento de huevos a miles y miles de personas que en lo más profundo de la Republica Democrática del Congo padecen la más absoluta de las pobrezas y necesidades.
24.07.2009
La amatxu de Begoña también estará en la República Democrática del Congo
El sacerdote Apollinaire Cibaka Cikongo recibió ayer, de manos del rector del santuario Jesús Garitaonaindia, una talla de la Virgen de Begoña, donada por la Basílica, cuyo destino será Ciyamba, en el Kasai Oriental, del Congo. Este joven sacerdote de 42 años, profesor en el Seminario de Mbujimayi, capital de Ciyamba, en el Kasai Oriental, vino a Euskadi hace años para hacer su tesis doctoral en Teología y desde entonces mantiene una relación estrecha y permanente con nuestra tierra e instituciones