En Bizkaia hay 900 menores tutelados por la Diputación. Cuarenta de ellos están acogidos en la red de Hogares Stella Maris, obra social de los Ángeles Custodios, congregación fundada por la beata bilbaína Rafaela Ybarra hace 128 años.
Las rutinas en los hogares son parecidos a los de una familia numerosa. “En estos días de confinamiento –detalla Marta Giraud – se han cambiado las rutinas”. Los menores han contado con sus momentos de ocio, ejercicios, reuniones… y también “con ratos de diálogo para ayudarles a comprender lo que están viviendo”.
Estos menores tutelados llegan a los Hogares derivados de la Diputación a través de diversas vías de detección como son los servicios sociales de base, la escuela, servicios de salud etc. La primera opción, sobre todo para los más pequeños, suele ser una familia de acogida, pero como no se dispone de tantas familias para cubrir todas las necesidades, desde los Hogares se intenta proporcionar un entorno agradable, seguro y que posibilite su desarrollo integral.
Contacto con las familias
La Vicaria General de la Congregación subraya la importancia de mantener el contacto con las familias, ya que el objetivo principal es que estos niños y niñas regresen a su entorno de referencia. “En estos momentos de confinamiento se está haciendo todo lo posible para mantener el contacto a través de los teléfonos, video llamadas etc.” .Los menores tutelados se han adecuado a la situación y los mayores ayudan a los más pequeños en las tareas, “porque estos hogares son como una pequeña familia”.
Marta destaca que, aunque a veces “la tarea es dura y tiene sus momentos de noche” siempre hay “un resquicio para la esperanza y comenzar de nuevo”.
Una misión fundada hace más de 100 años
Esta es una de las labores de misión que inició la beata Rafaela Ybarra en los años 1884, con tres mujeres laicas, en unos pisos en la calle Hernani, que, por falta de espacio, luego se trasladaron a la calle Santamaría del Casco Viejo y más tarde al Colegio de Zabalbide. Hacia el año 1994 se crean los Hogares Stella Maris, en un edificio contiguo al colegio de Zabalbide. Comienza la colaboración seglar, así como la atención más profesionalizada hacia los menores, con la mediación y los planes de atención a la Infancia de la DFB. Hoy la congregación está inserta en comunidades de vecinos, experiencia que normaliza la vida de los menores. “Durante estos días estamos haciendo todo el trabajo de coordinación a través de internet”, detalla Marta Giraud.