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14.09.2020

Los obispos de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia se oponen a la ley de eutanasia

La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal, de la que es miembro el obispo de Bilbao y médico, Mons. Mario Iceta, ha publicado hoy, 14 de septiembre, una nota en relación a la tramitación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia. En la misma, se señala que "no hay enfermos`incuidables´, aunque sean incurables" y se reflexiona en torno a este "grave" asunto calificándolo como "una mala noticia" pues la vida humana "no es un bien a disposición de nadie".

La nota publicada por la Conferencia Episcopal a propósito de la ley sobre la eutanasia comienza recordando el último texto publicado en torno a esta cuestión el pasado 1 de noviembre, con el título «Sembradores de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de la vida humana». Se invita a leer este texto y a «acoger sin prejuicios las reflexiones que se proponen«.

Del mismo modo, en la reflexión se subraya que «insistir» en el derecho a la eutanasia es propio de una visión «individualista y reduccionista» del ser humano y de una libertad «desvinculada de la responsabilidad«. Se pone el acento en que lo propio de la medicina es «curar» pero también «cuidar, aliviar y consolar sobre todo al final de esta vida». 

Los obispos se refieren al número de suicidios «creciente» y reclaman prácticas sociales de prevención. «La ley, que tiene una función de propuesta general de criterios éticos, no puede proponer la muerte como solución a los problemas«, sentencian.

Adecuada legislación de cuidados paliativos

En relación a la medicina paliativa, se propone «humanizar el proceso de la muerte«. En este sentido, los obispos abogan por una «adecuada legislación de los cuidados paliativos» que responda a «las necesidades actuales» que no están «plenamente atendidas«. 

La reflexión se centra en el sufrimiento y la imposibilidad de que la sociedad lo elimine en su totalidad. «No se puede entender la propuesta de una ley para poner en manos de otros, especialmente de los médicos, el poder quitar la vida de los enfermos«, señala.

Finalmente, los obispos ponen el acento en la «dignidad de la persona, más aún en sus momentos de mayor indefensión y fragilidad«. Por esta razón, los prelados se ven «obligados a oponerse a esta ley» que «en nombre de una presunta muerte digna, niega en su raíz la dignidad de toda vida humana».