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22.01.2010

Mensaje del Obispo de Bilbao para la Semana por la Unidad de los Cristianos

Con motivo de la celebración de la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, el obispo de Bilbao, mons. Ricardo Blázquez, presidirá el acto central de la semana, el próximo domingo, en la catedral, junto a pastores de las iglesias católica, ortodoxa, anglicana y protestantes, a partir de las siete de la tarde. Además, con motivo de esta efeméride, mons. Blázquez ha escrito el siguiente mensaje que, a continuación, reproducimos en su integridad:

El acto central de esta Semana de oración por la Unidad de los Cristianos, será la celebración que el próximo domingo se llevará a cabo en la catedral de Santiago a partir de las siete de la tarde y que estará presidida por el obispo de Bilbao, mons. Ricardo Blázquez y
Este año la Semana de Oración posee unas coincidencias importantes, que solicitan particularmente nuestra atención y oración más intensas. Los hechos son estos: El centenario de la Conferencia de Edimburgo de 1910 y la puerta abierta a la incorporación a la unidad plena con la Iglesia Católica de un grupo numeroso de anglicanos a través de un Ordenariato Personal. Son dos acontecimientos importantes.
a) La Conferencia de Edimburgo fue capital para la historia del ecumenismo, en que los participantes tomaron viva conciencia de cómo la división de los cristianos era un lastre pesado para la misión; las misiones suscitaban el interrogante por el verdadero cristianismo y reclamaban la unidad de todos los cristianos. En Edimburgo surgió también la idea de convocar una conferencia de todas las Iglesias cristianas, que fue ampliamente compartida por los representantes. Sólo en la conferencia del año 1948 celebrada en Ámsterdam pudo constituirse el Consejo Ecuménico de las Iglesias, después de las guerras terribles de la primera mitad del siglo XX. El anuncio por Juan XXIII de un Concilio Ecuménico, el día 25 de 1959, al concluir el Octavario por la Unidad de los Cristianos, despertó un interés grande en el mismo Consejo Ecuménico. El Vaticano II fue un Concilio ecuménico, es decir, católico y universal, y ecumenista, es decir, unionista; la causa de la unidad de los cristianos apareció en primer plano desde la misma convocatoria. El primer documento del Concilio señala como “Promover todo aquello que puedan contribuir a la unión de cuantos creen en Jesucristo” es un objetivo primordial (Sacrosantum Concilium, 1). Desde entonces la Iglesia Católica ha comprendido como una llamada particular del Espíritu Santo en nuestro tiempo cultivar el ecumenismo en todas sus dimensiones, espiritual, teológica, social y pastoral. El irrevocable empeño ecuménico asumido por la Iglesia se basa en la conversión de los corazones, en la oración, en la purificación de la memoria histórica, en la escucha unidos de la palabra de Dios y en el estudio en clima de diálogo humilde y perseverante de lo que nos distancia todavía. A la luz de los decenios transcurridos desde la clausura del Concilio hemos de reconocer que, teniendo en cuenta el ritmo de los caminos de Dios y las lentitudes humanas, los frutos se van recogiendo y son alentadores. Fue, por ejemplo, un hecho que no tenía precedentes en la historia el que el Patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, dirigiera una alocución, en la Liturgia de Vísperas del día 19 de octubre de 2008, fiesta de San Lucas, a los miembros del Sínodo de los Obispos presididos por el Papa. Edimburgo redescubrió, apoyándose en la experiencia misionera, cómo unidad de los cristianos y evangelización van unidos. Jesús pidió al Padre por la unidad de sus discípulos para que el mundo crea (cf. 17,21). La unidad es evangelizadora, en cambio, la desunión obstaculiza la transmisión del Evangelio. Esta convergencia vige no sólo en el ámbito ecuménico sino también en el interior de la Iglesia Católica y de cada Iglesia local. La relación entre unidad de la Iglesia y misión exige la comunión con quienes presiden la Iglesia en el nombre del Señor, ya que son ministros de la unidad en la fe, en el amor y en la evangelización. En este sentido poner sordina a la colaboración leal, refugiándose en una especie de exilio interior, porque las cosas no discurren a nuestro gusto, no edifica a la Iglesia. En sintonía con la estrecha relación entre unidad y misión dice el lema de este año “Vosotros seréis mis testigos” (Lc 24,48).
b) El otro motivo que concurre en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es el acuerdo alcanzado con un grupo numeroso de anglicanos por la Constitución Apostólica Anglicorum coetibus, fechada el 4 de noviembre de 2009, que ha sido muy destacada por los medios de información religiosa. En él, el Papa abre a los anglicanos que lo deseen, siguiendo la voz de su conciencia y ejercitando el derecho de libertad religiosa, la posibilidad de entrar en la plena comunión con la Iglesia; esta plena comunión es compatible con su tradición litúrgica, espiritual y pastoral anglicana anterior, adscribiéndolos a los Ordinariatos Personales, que la Constitución Apostólica determina que se erijan y señala las líneas fundamentales de su constitución de modo que se garantice la plena comunión católica y la diversidad legítima de la tradición litúrgica y espiritual anglicana. Es un signo valiente de hondo calado y de finura ecuménica del Papa Benedicto XVI. Se ha hablado de que desean dar este paso medio millón de fieles, varios cientos de sacerdotes y unos veinte obispos.
No es justo decir que la Iglesia ha pescado en pecera ajena y que ha sido desleal. No ha sido así ni tampoco así lo han interpretado los principales representantes de la Comunión Anglicana. La Iglesia ha respondido a una petición formulada en una carta del presidente de la Comunión anglicana tradicional, dirigida el 9 de octubre de 2007 a la Congregación para la Doctrina de la Fe. La respuesta de la Congregación comunicando que acogía con esperanza la petición vino varios meses más tarde. Y en una nota conjunta los arzobispos anglicano de Canterbury y el católico de Westmister, valoraron muy positivamente este fruto del ecumenismo. La Iglesia católica no ha cambiado su actitud ecuménica, como quedó claro en el encuentro cordial entre el Papa y el Arzobispo de Canterbury el  día 21 de noviembre de 2009. ¡Demos gracias a Dios por estos pasos dados y recemos sin desfallecer por la unidad de los cristianos!
Mons. Ricardo Blázquez.
Obispo de Bilbao.

El obispo de Bilbao, en una celebración ecuménica.