«Gracias a Dios aquí no tengo que ser profeta, solo obispo. Pero me gustaría acertar en este ministerio. Mi trabajo no será seguramente fácil, pero sí menos peligroso que el de San Valentín. Quiero encomendarme hoy aquí, ante vosotros para poder llegar a ser como él: un obispo bueno, entregado, un obispo dispuesto a dar sus cualidades y su vida por la gente, un obispo que cree en el Evangelio y que está convencido que hay mucha riqueza en ese libro, en esa palabra en esa experiencia y lo quiere comunicar a todos los que pueda. Un obispo como Valentín: valiente, transparente, animoso. Alguien que, porque ha puesto su confianza en la fuerza de la Cruz no va a desanimarse. Un obispo que descansa en la sencillez del Buen Pastor«, son algunas de las intenciones que ha dado a conocer públicamente el obispo de Bilbao en su primera celebración tras la toma posesión de ayer.
Visita a las monjas dominicas
Antes de la eucaristía, Mons. Segura ha visitado a las Madres Dominicas del convento de Santa Ana, lugar en el que sirvió como monaguillo San Valentín de Berriochoa. Ha departido con ellas y les ha contado varias anécdotas de su vida: sus experiencias cuando fue a estudiar a EEUU, su manera de entender la Iglesia y la fe, el tiempo de misión, su forma de aceptar responsabilidades tratando de «estar a gusto« allá donde le toque. Ahora como obispo, «hasta que me jubile», ha señalado, aunque la madre superiora le ha respondido jocosamente que «igual no«, lo que ha provocado algunas risas.
El obispo se ha interesado por la situación de la comunidad, en la que la mayoría son de procedencia Keniata. Les ha preguntado por sus costumbres y su idioma a lo que han respondido que «además del inglés, hablan swahili y un idioma propio». Mons. Segura les ha prometido que volverá y para celebrar una misa con ellas, si así lo quieren. La única condición que les ha puesto ha sido la de pedir cita a su secretario, «del que me fio mucho, al igual que de otras muchas personas que trabajan conmigo», les ha indicado.
Ha sido un encuentro cordial, distendido y cercano que las monjas han agradecido. Una vez ha salido por la puerta se mostraban muy contentas. Tanto, que han querido mostrar su alegría cantando espontáneamente eskerrik asko Jauna!, por poder disfrutar de esta festividad también con la feligresía ya que, hoy han reabierto las puertas de la iglesia, tras más de un año cerradas.