Josean Pérez, feligrés de la parroquia de San Pedro de Deusto, es uno de los voluntarios de Pastoral Penitenciaria, que participa en este proyecto “para acompañar y por qué no, ser acompañado en un encuentro con personas privadas de libertad donde contrastamos la vida, nuestra vida y la fe”. Josean explica que en un primer momento y para romper el hielo, de forma breve, si alguien quiere exponer alguna preocupación o algo que le haya ocurrido esa semana, puede aprovechar ese momento para compartirlo. “Cada encuentro discurre a partir de una palabra: gratuidad, confianza, miedo…y entonces empiezan a aflorar sentimientos, emociones, distintas vivencias … de forma amigable, sencilla, donde lo que prima, lo importante es el momento de escucha, de escucharnos, no tanto de contrastar, rebatir…sino el hecho de presentarlo ante los demás”.
En un segundo momento, se lee un texto del Evangelio, con conexión al tema que están reflexionando ese día “Es éste quizás, el momento más `íntimo´, no están acostumbrados a abrirse ante ciertas cuestiones, lo religioso es algo muy personal, íntimo y a veces, conlleva dudas, recelos, … Y así, casi sin darnos cuenta llegamos al final de la sesión y hay que despedirse hasta la semana siguiente y entonces alguien pregunta ´y el martes que viene ¿de qué hablaremos?´”.