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28.04.2006

Reflexión de organismos diocesanos ante el “primero de mayo”

El 1 de mayo es el día internacional del Trabajo y, con ese motivo, varios organismos diocesanos (HOAC, JOC y el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera) han elaborado el siguiente comunicado conjunto en el que abordan los problemas actuales del mundo laboral en nuestro territorio.

“El 1º de Mayo nos recuerda que miles de trabajadores y trabajadoras lucharon y luchan ahora por sus derechos, perdiendo y ganando justicia, perdiendo y ganando la vida. En 1886 la huelga por la jornada de ocho horas estalló de costa a costa de los Estados Unidos. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a las calles y plazas a manifestar su exigencia.

Hoy, la HOAC, la JOC y el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera constatamos que el 1º de Mayo sigue siendo algo más que un día de fiesta. La fiesta nos permite pararnos a pensar que la temporalidad laboral en el País Vasco es del 31,6%, cuando en Europa es del 14%, que 11.300 hogares tienen todos sus miembros en paro, que se mantiene la marginación de la mujer, las diferencias salariales entre hombres y mujeres se sitúan de media en el 27%. Más del 60% de los jóvenes trabajan con contratos precarios. En la actualidad 112.000 trabajadores en Bizkaia tienen pendientes la revisión de sus convenios desde antes de 2004. 82 accidentes laborales mortales en CAPV en 2005, un 12,3% más que en 2004. El estado español es uno de los países con mayores desigualdades, así 1 de cada 5 españoles vive por debajo del umbral de la pobreza. Aumenta en un 12% la demanda de renta básica en Bizkaia hasta superar las 22.000 familias (19.000 en 2004).

Estas cifras no son noticia sin embargo hay muchos rostros detrás de los números. Detrás está mi vecino, mi amiga, mi compañero de trabajo, de estudios, mi mujer o hijo, que sufren en sus propias carnes la provisionalidad y la incertidumbre. Situaciones de precarización laboral (inestabilidad, temporalidad, deslocalización, siniestralidad…) que son utilizadas, en manos de los poderosos, como herramientas para lograr un mayor beneficio; mientras crece el número de personas con dificultades para tener una vida digna.

Denunciamos la temporalidad laboral, porque es sinónimo de precariedad, porque nos sume en la inestabilidad vital, crea inseguridad y es una falta de respeto hacía la persona. Denunciamos también el marco legal que posibilita todo esto, porque la Ley debe estar en función de la persona y su dignidad, y no al contrario. Denunciamos la cultura neoliberal, porque pone en el centro al beneficio económico y la competitividad, valores todos ellos no evangélicos. Así mismo, denunciamos los sentimientos de desesperanza e individualismo de los y las militantes.

Nosotros, como organizaciones cristianas, hacemos una lectura creyente de estas situaciones. Nuestra visión quiere estar cargada de esperanza, y nos invita a construir, a participar en la lucha por la justicia. Apostamos por situar al ser humano en el centro de todo al que la estructura productiva se debe subordinar. Queremos avanzar e incorporar al reparto del empleo la distribución de las tareas domesticas y así posibilitar la construcción del sujeto social -varón, mujer- con todas sus potencialidades.

Queremos contribuir, recogiendo la lucha de miles de trabajadores y trabajadoras de todo el mundo, junto con otras personas y grupos, creyentes y no creyentes, y especialmente con las organizaciones obreras, políticas, sindicales y asociaciones populares, a la transformación de estas realidades para lograr una sociedad nueva, que tenga una mentalidad nueva de valores, obligaciones y aspiraciones morales.

Ante la precariedad que vivimos en el mundo obrero, resistir hoy es una conquista. Conseguiremos construir un mundo mejor si plasmamos en la realidad la utopía cristiana. Una utopía que se traduce en que todos somos hijos de Dios y otro mundo es posible. Y, sobre todo, procurar vivir ya ahora, en este mundo y en esta historia, todas las realidades que Dios nos ha prometido en su Hijo Jesús. En definitiva, creer que un trabajador, una trabajadora vale más que todo el oro del mundo”.