Aita Román lleva más de 20 años en Bilbao. Cuando llegó, la parroquia de los pasionistas de Deusto ya se dedicaba a esta labor, “entre otras muchas”. Reconoce que los tiempos han cambiado y también el perfil de las personas beneficiarias. “Desde el año 2002 ha ido aumentando el número de personas migrantes”. Jasone Iurrebaso ofrece el dato, ya que es la voluntaria encargada del registro. “Últimamente están llegando muchas personas de Nicaragua y familias enteras de Venezuela”, detalla.
Jasone reconoce que la mayoría de las personas “son honradas” y cuando encuentran trabajo ceden la comida a otras que tengan más necesidad. “Sin embargo, -aclara- algunas que habían dejado de venir están volviendo con motivo de la pandemia ya que se han quedado sin trabajo”.
La mayor parte de los alimentos los proporciona el Banco de Alimentos, pero hay “muchas personas bondadosas” que durante este tiempo han dejado el dinero en el buzón de la parroquia para que se emplee de la mejor manera. “La gente es muy buena”, repite Aita Román y el vecindario “se vuelca con nosotros”.
Voluntariado
La tarea del voluntariado es fundamental para llevar a cabo este servicio que cuenta con personas como María Eugenia González que tras un trabajo de responsabilidad en unos almacenes internacionales, pensó que le quedaba mucho tiempo libre para donarlo a los demás. “Aquí estoy ordenando la ropa y emparejando zapatos, porque muchas de estas personas salen de su país con lo puesto”.
La situación no tiene visos de mejorar durante los próximos meses y ante la pregunta de cómo se van a organizar si viene más gente, el padre Román responde: “nos tendremos que adaptar a las necesidades al igual que lo hemos hecho ahora. Iremos viendo”, exclama mientras se despide para atender a una persona que le reclama en la cola.