Su compañero, Koldo Alzola, también fraile trinitario, define a Vélez de Mendizábal como un hombre muy culto, con gran inquietud intelectual «escribía muy bien y también fue un buen músico, componía y tocaba el órgano». Escribió el libro «El Ángel de Auschwitz», editado en 1993, elaborado con testimonios documentales y orales sobre el paso de la monja trinitaria Sor Angela Autsch por los campos de concentración de Innsbruck, Ravensbrück, Auschwitz y Birkenau, donde falleció.
El P. Alzola también destaca la faceta solidaria de Gotzon Velez de Mendizábal, del que dice que fue una persona muy preocupada por los pobres, por los excluidos, los inmigrantes «aquí –explica– hay un grupo grande de inmigrantes a los que Gotzon ha ayudado». Además, dentro de la orden trinitaria, colaboraba en la asistencia a cristianos perseguidos.
Tras un accidente, sufrido hace varios años, vio agravada la enfermedad neurodegenerativa que padecía, que hizo que sus facultades fueran mermando poco a poco «lo ha llevado con hondura especial, ha sabido asumir su enfermedad», señala Alzola que nos explica que Gotzon ha hecho todo lo que ha podido, dentro de sus posibilidades, hasta el último momento: celebrando, confesando…, y que anteayer miércoles, 13 horas antes de fallecer, presidió su última Eucaristía.
¡Descanse en Paz!