06-11-2025 Jueves, XXXI semana - tiempo ordinario
Bizkeliza 5 Lehenengo Orrialdea 5 Zaintzaileen egitekoa aldarrikatzeko eguna
05.11.2025

Zaintzaileen egitekoa aldarrikatzeko eguna

Gaur, azaroak 5, Zaintzaileen Nazinoarteko Eguna ospatzen da. 2014an izendatu zan egun hau beste batzuk zaintzen diharduen miloeka lagunen lanaren inguruan sentiberatasuna bizteko, kontzientziatzeko eta lan hori autortzeko. Egun honetan, gehien behar dabenei laguntzen deutsen pertsonen ahalegina, denprora eta ardura baloratu gura da. Fed-zabalkunde eta Katekesirako, Karidade eta Zuzendaritza ordezkarietatik, Caritas Bizkaia erakundetik eta Vida ascendente/Bizian gora mobimendutik zaintzaileek etxe askotan egiten daben lana aldarrikatu eta bere garrantzia nabarmendu gura dabe.

Arduradunen esanetan, “zaintza bera, Jainkoaren Maitasunaren adierazpen zehatza dala nabarmendu gura dogu, ahulenen aldeko keinu, agerpen eta konpromiso egiten dan maitasunaren adierazpen. Zaintzea ahuleziazko egoeran dagozan pertsonen esanetara egotea da, holan, Jainkoaren samurtasuna hedatuz munduan“.

Zaintzaileek, ardura beteaz, pertsona nagusiei eta mendekoei eguneroko gauzetan laguntzen deutsie, euren bizi-kalitatea nabarmen hobetuz eta alkarte eta familia loturak sendotuz.

Zaindu:

Batzuetan zaintzaren ikuspuntu negatiboa izaten bada be, sakrifizioari edo higadurari lotuz, zaintzaile askorentzat egiteko hau guztiz atsegingarria dala autortu beharra dago. Zaintzea, gizatasunean haztea be bada eta neurri barik emoten dan maitasunetik sortzen dan poza sentitzea,

Bilboko eleizbarrutitik bihotzez eskertu gura da pertsona honeen eskuzabaltasuna, emoteko daben gaitasuna eta besteei eskeintzen deutsen maitasuna. Eredugarri dira zerbitzuan, errukian eta alkartasunean, hau da Jainkoaren Maitasunaren aurpegia agertzen daben eta gizarte osoarentzat aberasgarri diran balioetan.

“Egun honetan, gure autorpena adierazo gura deutsegu zaintzaileei, euren konpromiso eta ardura fede, gizatasun eta itxaropenezko benetako lekukotasun dira-eta”.

Lekukotasunak:

Itaunok egin jakoz zenbait zaintzaileri: Zer ekarri deutsu zuri zeure hazkunderako, fede bizipenerako? Zure ustez, zein izan da esperientzia honen alderdirik atsegingarriena eta alderdirik gogorrena?

Hona hemen erantzunak:

No voy a transmitir una visión “idílica” del cuidado. Cuidar de una persona dependiente, en un proceso neurodegenerativo (como es nuestro caso), no es fácil y ser cuidadora es duro.

Hay muchos momentos de impotencia, cuando no sabes cómo resolver lo que en ese momento se presenta, cuando no sabes cómo ayudar a la persona, ni siquiera, muchas veces, qué es exactamente lo que necesita; hay momentos de incertidumbre e inseguridad ante pasos que no sabes cómo dar y decisiones que no sabes cómo tomar. Hay muchos momentos de rabia y enfado, cuando la situación te supera y tu interior se rebela ante lo que te sientes sin fuerzas para afrontar… Hay, en definitiva, muchos momentos de tristeza, al contemplar y acompañar el deterioro de esa persona a la que quieres, y a la que sientes que estás perdiendo día a día.

Entonces, ¿por qué seguir cuidando y “no tirar la toalla”? Porque Dios sigue tirando de mí cada día. Todo este proceso (que dura ya 8 años, cuidando primero de aita y seguido de ama) me va enseñando, (nos va enseñando en familia), a ordenar la vida poniendo realmente en el centro a quien más necesita, a relativizar tiempos y prioridades, a tener paciencia y no imponer el ritmo, a experimentar que todo un día ha merecido la pena sólo por una mirada sonriente de 5 segundos o un “te quiero mucho” balbuceado, entre dientes, casi imperceptible.

En todo este tiempo, Dios se sigue empeñando cada día en transformar mi impotencia e inseguridad en confianza, en serenar mi rabia y hacerme crecer en ternura, en transformar la tristeza en la alegría serena que llena el corazón cuando lo que haces es realmente desde el amor.

(M.E.)

————-

Para mi padre era muy duro dejar que yo le hiciera todo: levantarle, asearle, vestirle, todo. Discutíamos mucho los dos

Yo siempre le pedía a Dios que le hiciera cambiar a mi padre hasta que un día escuché en una charla que nos dio un franciscano que no debíamos pedir a Dios que cambiara a los demás, decía que lo que teníamos que pedirle era que nos cambiara a nosotros el corazón, para que pudiéramos ver a los demás de otra forma. A partir de entonces el trato fue distinto para los dos.

Con mi padre aprendí a querer a los demás. Le estoy muy agradecida a Dios por mis padres.

(MJ.B)

————-

Mi experiencia como cuidador y acompañante de personas mayores o enfermas ha sido, ante todo, una lección de vida. Ser cuidador es dar, escuchar y, sobre todo, estar presente, estar a su lado.

Se trata de acompañar en la vida que nos toca, a cada persona en el tramo de vida que le toca recorrer, siendo su compañero o compañera de vida. En ese acompañar, esas personas son quienes más nos aportan.

Su experiencia, su sabiduría y recorrido de vida tienen mucho que decir. Escucharles no solo es importante, sino profundamente enriquecedor. Cada conversación, cada historia y cada silencio compartido nos enseñan algo nuevo y nos transforman como personas.

(A.M)

De una ‘obligación’ nació la ‘devoción’: en mi caso, de un compromiso asumido por mi madre respecto a su tía carnal Maxi cuando esta tenía 98 años y vio que ya no podía vivir sola, pasé a ejercer de cuidadora dos años después al fallecer mi madre, trasladándome para cuidar a mi tía-abuela, que por entonces ya era centenaria.

Por mi trabajo, he oído muchas veces a personas voluntarias decir: “yo vine a dar, y recibo mucho más de lo que doy”; a mí me pasó lo mismo, fui a cuidar y acompañar, y me he sentido también cuidada y acompañada por ella hasta su fallecimiento con casi 107 años. Ha sido una experiencia de amor mutuo que será inolvidable para mí y estoy segura de que lo ha sido también para ella.

Por ello, cuando oigo hablar del cuidado como carga, renuncia, limitación de la vida de quien cuida, siento la necesidad de reclamar también su lado positivo, que en mi caso fue muy grande: aprendizaje, sentir que se estar haciendo algo bueno, sensación de valía, relaciones a través de ella que nunca hubiera imaginado, tener un modelo de cómo dejarse cuidar… Ojalá que nuestros discursos sobre el cuidado reconozcan las dos partes y den el verdadero valor que merece el cuidado de otras personas.

(P.C)