El decreto de creación de la Caja Diocesana de Compensación-Alkarkutxa fue firmado en 1973 por el entonces obispo de Bilbao, Mons. Añoveros. «Alkarkutxa» se dota, entre otras vías, de las aportaciones de las parroquias en función de sus ingresos. El gerente diocesano la defiende “como una fortaleza y un activo que tenemos en la Diócesis y que debemos poner en valor”.
Mónica Gortazar, es la actual responsable de «Alkarkutxa«. Le precedieron en la encomienda, Juanan Azkarate y anteriormente, el presbítero José Miguel Gandiaga. Son algunos de los nombres de la historia de «Alkarkutxa» que se completan con el de Estibaliz Pertika, en la administración diocesana y con los de otras muchas personas que en las distintas vicarías se han ocupado y preocupado de tres aspectos fundamentales: garantizar unos ingresos dignos para todos los sacerdotes y otros agentes de pastoral, el sostenimiento de los hogares sacerdotales y ayudar a las parroquias que lo necesitan a hacer frente a las obras.
Gortazar explica que la procedencia de los ingresos de la Caja se reciben de la aportación de todas las parroquias “con un sistema progresivo según su nivel de entradas”.
Los servicios a hospitales, los donativos a sacerdotes… son otras fuentes con las que se alcanza aproximadamente el 60,5% de financiación. El resto se cubre con el Fondo Común Interdiocesano.
El Fondo de Ayuda Interparroquial (FAI)
Es otro importante instrumento diocesano. Las parroquias con “excedentes de tesorería, los depositan en la diócesis y los canalizamos en préstamos a parroquias para ayudar a financiar sus obras, aplicando el mismo tipo de intereses en ambos”.
“En definitiva –remata Gortazar– Alkarkutxa es una manera de asegurar que todos los sacerdotes y agentes cobren un salario justo, que los mayores estén bien cuidados y atendidos en su retiro y que se puedan mantener parroquias en todo el territorio. También en aquéllas que se encuentran en lugares más despoblados y, por tanto, con menos ingresos».
Las decisiones de la Caja Diocesana de Compensación las toma su Comisión Permanente, formada por el Vicario General, el Gerente, el Gestor y un representante de cada una de las siete vicarías. Esta Comisión estudia y aprueba todas las ayudas y préstamos del FAI concedidos a las parroquias.