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26.12.2022

Aumento de solicitudes en el Archivo diocesano, por la nueva Ley de Memoria Democrática

Parrokietara, artxibora, idazkaritzara, kantzilertzara eta beste hainbat sailera iritsitako eskaeren gorakada nabarmena izan da.
En lo que va de siglo, se han abierto distintos procesos de memoria histórica o democrática para reconocimiento y medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura franquista, que han tenido reflejo en diversas leyes: primero fue la llamada Ley de Memoria Histórica ( Ley 52/2007, de 26 de diciembre) que ha sido derogada por la recientemente publicada, la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática.

La directora del Archivo Historico Eclesiastico de Bizkaia (AHEB), Anabella Barroso, explica que en este contexto el papel de los archivos tiene especial relevancia. «Ya desde 2007, hubo una avalancha de peticiones de partidas de bautismo porque quienes podían acreditar que sus abuelos o abuelas procedían del estado o en nuestro caso, de Bizkaia, podían obtener la doble nacionalidad. Con la reciente aprobación de la Ley de Memoria Democrática, el fenómeno ha vuelto a resurgir».

Los registros civiles no empiezan a existir hasta 1870 y en sus primeros años de funcionamiento no siempre recogen todos los datos, porque su obligatoriedad fue un proceso que se alargó en el tiempo. Por eso, la anotación de los sacramentos impartidos por la Iglesia (bautismo, confirmación, matrimonio) e incluso los libros de matrícula (o status animorum, para anotar el cumplimiento pascual) constituyen un verdadero censo de población y permiten acreditar con gran fiabilidad la existencia de las personas. La razñon es que durante muchos siglos  todo el que nacía recibía el bautismo católico. De hecho, en la Ley actual, también conocida como “ley de los abuelos”, hay un apartado reconociendo la posibilidad de presentar “la partida de bautismo del archivo parroquial o diocesano” .  Es un buen ejemplo de cómo un documento que nace con un valor primario intrínsecamente pastoral y administrativo, adquiere con el tiempo un valor secundario histórico, social y cultural,  que puede cambiar la vida a una persona, no sólo por atreverse a conocer sus raíces, sino porque puede lograr una nacionalidad con los derechos que conlleva.

Aumento de solicitudes

La principal consecuencia es el aumento exponencial de solicitudes que llegan a las parroquias, al archivo, a secretaría, a cancillería y a otros departamentos. Lo ideal es que si es anterior a 1945 se envíe la solicitud a info@aheb-beha.org y si es posterior a notaritza@bizkeliza.org.  En estos dos meses, sólo al archivo llegado directamente casi 250 solicitudes. A través del correo electrónico, Facebook, la web o por teléfono, sin contar las que se han reenviado desde otros departamentos de Curia. «Si la partida es anterior a 1900 -señala Barroso- la encontramos con relativa facilidad porque tenemos una base de datos de registro sacramentales desde 1501 a 1900 también disponible en la web del archivo. Para años posteriores, la búsqueda conlleva un proceso de investigación directa en los libros que no siempre cuentan con índices y, como además nos aportan datos poco precisos (“mi abuelo nació frente a los Altos Hornos, o en Bizkaia). Las búsquedas no siempre obtienen los resultados deseados. Una vez encontrado, hacemos la copia literal, se firma y certifica y además se legaliza la firma en la Notaría del Obispado.  Con estos documentos acreditan la existencia y procedencia de las personas. Las partidas de bautismo a partir del S. XVIII son muy prolijas en datos no sólo de la persona que recibe el sacramento, sino de sus padres, padrinos y abuelos, citando de dónde son naturales y de dónde son feligreses y a veces citan hasta los oficios. En caso de haber notas marginales de matrimonio celebrado en otros países podría ser un hilo del que tirar para demostrar que emigraron, aunque generalmente no menciona si la salida fue motivada por exilio sociopolítico».

Desde el Archivo explican que no es la primera vez que sus documentos adquieren un valor añadido. «En el proceso de memoria democrática, en la Comunidad Autónoma del País Vasco se creó el Instituto Gogora, de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos mediante la ley 4/2014, de 27 de noviembre. Desde 2018, el Archivo Diocesano colabora, al igual que los de las diócesis de San Sebastián y Vitoria, con  el Instituto Gogora en un proyecto de identificación de personas que sufrieron diversos tipos de violencia entre 1939  y 1945». En este proyecto ha sido muy importante la recogida y concentración de los libros de difuntos que estaban en las parroquias y que se han depositado en el Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia. A partir de ahí, se creado una base de datos consultable en https://www.gogora.euskadi.eus/webgog00-aplikazi/es/contenidos/recurso_tecnico/gogora_aplik/eu_def/index.html