Los jóvenes migrantes menores de edad no acompañados que llegan a Bizkaia disponen de un lugar inclusivo en el que además de competencias educativas reciben ayuda para realizar los trámites burocráticos que necesitan y lo más importante, encuentran personas dispuestas a acompañarles en su proceso de inserción: se trata del centro formativo diocesano Otxarkoaga.
Cuenta la profesora y coordinadora del programa de Primera Acogida Educativa para MENAS, Amaia Muñoz que los jóvenes a los que reciben tienen entre 12 y 16 años. La mayoría de ellos, «no sabe hablar castellano”. Por lo tanto, en la acogida, es fundamental contar con “mediadores” que hablen su idioma y conozcan su cultura, para que se sientan amparados de verdad. “El refuerzo lingüístico y la compresión oral son las primeras competencias que reciben”. En estos primeros momentos tienen la oportunidad además de estudiar matemática e informática y de participar en los talleres que oferta el centro educativo. “De esta manera, van escogiendo los estudios que más les gustan o en los que más competentes se sienten”.
La mayoría de los jóvenes a los que atienden han huido de sus hogares buscando un futuro mejor. Aquí se encuentran con unas instituciones que les ofrecen un hogar de acogida y un apoyo socio-educativo hasta que cumplen los 18 años. Una vez se hacen mayores de edad se quedan sin cobertura social. «El año pasado, un grupo de profesores, comenzamos a lavarles la ropa, a darles el desayuno.. pero eran soluciones parciales«, señala. Hace unos meses, intentando suplir esta necesidad «hemos podido habilitar un piso en el barrio, con la participación de Cáritas, para que estos jóvenes que se quedan en la calle puedan seguir estudiando y dispongan de un hogar”.
La experiencia del Centro Formativo Otxarkoaga será una de las que se escuchen hoy en el Seminario `Migraciones e Iglesia´ organizado por el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral, Misiones, Cáritas y la Delegación de Caridad y Justicia.