Tal y como hemos venido informando en esta web, a través de las crónicas enviadas por Iñigo, uno de los objetivos de este viaje ha sido el de visitar al misionero vizcaino, Xabier Goicouría, que lleva 57 años en RD Congo y conocer los proyectos que desarrolla en Likasi -la cooperativa agrícola, la maternidad, el hospital para personas con discapacidad…-.
Además, han recorrido los territorios en los que ha habido presencia misionera vasca, desde los convenios de colaboración de Misiones Diocesanas con la arquidiócesis de Lubumbashi.
Segura explica que él no sabía lo que se iba a encontrar y que la lectura del libro “La aventura de Misiones Diocesanas en Katanga», de Manuel Unciti , antes de llegar, «le ayudó mucho” a situarse. También dice que nada más pisar el país, lo que más le impresionó fue el caos reinante.
Kilima Cha Kitumaini
En Likasi llegaron al centro Kilima Cha Kitumaini, cuya traducción significa “La Colina de la Esperanza”, fundado y dinamizado por Xabier Goicouría -Hospital, escuelas…-, “pasan los días y ves la tremenda obra que ha hecho Xabier”, destaca Segura.
El obispo de Bilbao resalta el hecho de que Goicouría haya conseguido que, actualmente, el centro sea gestionado por una comunidad de monjas congoleñas “que lo organizan muy bien” y que Xabier ha sabido ubicarse en un segundo plano. Reconoce que “es impresionante lo que ha hecho este hombre. Es práctico, buen gestor y con un montón de ideas”. Tras visitar todos los proyectos, el obispo afirma que muchas de las obras de Xabier “tienen futuro africano”. Ahora tienen un presente pero, por la gestión de Goicouría, están organizadas para que puedan seguir funcionando, aunque él no esté.
Pobreza
Al obispo, en su recorrido por distintas partes del país, le ha impresionado “la terrible pobreza y la debilidad que los pobres tienen para defenderse de los depredadores, que es igual a cero. Porque alguien que quiera hacer daño (por ejemplo, a los niños y niñas) puede hacerlo con impunidad total”.
Gerrikagoitia
En otra de las paradas, Segura pudo conocer el gran impacto de las becas creadas y gestionadas por otro misionero de Bizkaia: Luis Mari Gerrikagoitia, con las que se ha apoyado/becado a más de 200 personas, desde 1996 “profesionales de todo tipo”, -médicos, profesores, abogados, economistas, jueces…-
En su estancia en Mufunga, mantuvieron un encuentro con personas becadas “la presencia de Luis Mari Gerrikagoitia -dice- es muy importante. La gente le sigue recordando (hace 5 años de su fallecimiento) y agradeciendo la gran ayuda que él les ofreció”.
Mashumbuko
En Mashumbuko, una capilla a las afueras de Lwambo, se encontraron con una imagen de San Francisco Javier, procedente de Bilbao.
Antes de la actual ubicación, la iglesia de San Francisco Javier, de Bilbao, estaba situada en una lonja y alojaba esa imagen. Al construir el nuevo templo sustituyeron la imagen por otra de mayor tamaño y la anterior fue a parar a esta capilla de Mashumbuko.
Misiones Diocesanas
La delegada diocesana de Misiones, Feli Martín, valora muy positivamente el viaje. Destaca que al obispo se le ve contento “le ha ayudado a conocer, situar y poner rostros a los proyectos y a toda la vida que tantos misioneros han dado allí y que aún hoy en día siguen dando. Ha tenido oportunidad, de primera mano, de hablar con las personas que ahora están allí trabajando. Muchos son de la Iglesia diocesana de allí, son africanos. Son otras maneras de hacer su vida y su pastoral, es su propia forma de hacerlo. Yo creo que eso también el obispo lo valora. Tendremos que ir viendo las maneras de colaborar ahora en este momento”.
En este viaje han podido participar de las tareas y los proyectos que tiene entre manos Xabier Goicouría, que era el primer objetivo: conocer los proyectos que se están realizando actualmente y que Xabier acompaña y ha puesto en marcha “y ese es un objetivo que creo que se ha cumplido -dice Feli-. Ahora habrá que ver también con las otras comunidades que han visitado, otros proyectos que hayan podido surgir, o que le han podido solicitar al obispo”.
Feli Martín afirma que conocer de primera mano otras realidades nos hace más grandes y nos hace mejores. “Nos sitúa en una realidad diferente y da otras perspectivas. Yo creo -dice- que el salir siempre es positivo, te engrandece y te ayuda a cambiar la mirada y a situarte en este mundo de manera diferente, teniendo siempre en cuenta a las personas que más lo necesitan ya las personas con las que estamos colaborando que viven una realidad tan distinta”.