Fue un concierto muy especial por varios motivos. Por una parte, porque participaron todos los niños, niñas y adolescentes que se han incorporado este curso al proyecto Etorkizuna Musikatan. En segundo lugar, porque tomaron parte los participantes de “Txikimusika”, proyecto realizado conjuntamente con la Sociedad Coral de Bilbao, y por último porque se quiso sumar a la fiesta el coro del Colegio Begoña-Hijas de la Caridad de Santutxu.
El concierto estuvo enmarcado dentro de la celebración del Día Escolar de la No Violencia y la Paz. La asociación, con éste y otros proyectos, promueve como valor irrenunciable la inmensa riqueza de la diversidad que conforma nuestra sociedad bizkaina actual. “Al convocar a niños, niñas y adolescentes, junto a sus familias, en torno a este concierto, -señala Esnaola– pudimos observar el poder transformador de la cultura, del arte y de la música”.
Si algo convoca a trabajar por una humanidad más fraterna es palpar con tanta nitidez lo que nos une y vincula. «Bastaba observar a los más pequeños de la casa proclamando un manifiesto que ellos y ellas mismas habían elaborado o tocando y cantando juntos el Bake Mina de Pantxo ta Peio». Su letra en euskera proclama “…La vía del diálogo, de la reconciliación, del amor, de la liberación, de la justicia y la paz, son todas ellas el camino a la felicidad…” o poniendo el colofón con toda una Oda a la Alegría, canto a la paz y fraternidad universal. “La letra que entona el coro en la obra original en alemán dice lo siguiente: ¡Abrazaos millones de hermanos! ¡Que este abrazo envuelva al mundo entero! ¡Sed hermanos! ¡Sobre la bóveda estrellada habita nuestro Padre bondadoso! Nos unimos pues a ese deseo de paz y trabajar por ella ofreciendo nuestra mejor música frente a todo tipo de violencia. ¡Día de fiesta compartida! ¡Fiesta de humanidad y fraternidad!”.