Una de las conclusiones del Informe de Libertad Religiosa, que cada dos años elabora y publica la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, es que el 62,5% (casi dos tercios) de la población mundial vive en países con graves violaciones a la libertad religiosa.
«Tener y disfrutar de libertad religiosa -defienden desde la Fundación– no es un privilegio ni debe ser una concesión de los gobiernos, aunque a veces en estos tiempos pueda parecerlo. Toda persona, de cualquier país del mundo y de cualquier credo, debe tener garantizada su libertad religiosa, que es cimiento del resto de libertades individuales. Sin embargo, ahora no es así. Vivir la fe en libertad puede suponer discriminación grave o persecución, y en algunos países hasta la muerte».